Los cinco negocios que comprenden la instalación lucían vacíos, una larga columna de usuarios se posiciona en el primer toldo, es la venta de verduras donde a esta hora de la mañana las frase que más se repite es "no hay". Cuatro personas atienden el negocio, pero una de ellas parece la que lleva las riendas, maneja al centavo cada costo o inversión, pero el detalle es que habla en pasado, "teníamos güisqui a $0.75 cada uno, las zanahorias a tres por $1, las cuatro manzanas las trajimos a $1, los pepinos solo uno me ha quedado, pero los tenía a dos y tres por $1", y así a cada producto que la señora decía haber tenido.
Las personas que llegaban con la esperanza de realizar sus compras se retiraban con la decepción de no lograr obtener sus legumbres. Dos señoritas se bajan de una motocicleta y se aproximan con prisa, ya al frente de la fila, solo logran comprar por $1.25 un repollo con un diámetro tan reducido que una de ellas logra introducirlo con todo y bolsa al interior de su casco, luego compran cuatro pedazos de hueso de res por $1 y se retiran planificando ir a una central de abasto.
Ana Segovia y su esposo llegan al mercado, se asoman por los puestos, "no puede ser que tan temprano ya no hay nada, es que casi no traen nada", comenta la mujer con una actitud de molestia e inconformidad. De los demás locales solo uno llama la atención, tienen frijoles a $1.50 la libra y arroz a $0.60, ya escasean, "son las únicas", comenta Yanira Campos mientras conversa con Ernesto Melara en su modesto puesto de especies. Más lejos, Sandra acomoda unas piezas de queso que completan una libra y se venden por $4, dice haber vendido todo, pero también sostiene que prefiere traer poco producto debido a la poca afluencia al lugar.
Según el afiche publicitario, este evento duraría hasta las 4:00 pm, pero difícilmente se sostiene con algunos productos hasta esa hora, algunos vendedores preparan sus pertenencias para retirarse antes de las 11:00.
Ya en el Mercado Central la situación dista mucho de lo observado en esos espacios. Marta Alicia vende todos los alimentos que cualquier familia promedio necesitaría para abastecer su alacena, sobre sus manos reposan un listado de productos y sostiene, "de todo esto es un dólar", la señora va de canasto en canastro mostrando: tres chiles verdes, dos zapotes, cinco o seis tomates, tres zanahorias, diez limones, tres pepinos y cinco plátanos, todos respectivamente por un dólar.
En un puesto contiguo, María Elena interviene, "yo le puedo complementar la dieta con fruta: la piña dulcita la tengo a $2, la papaya a $1.50", mangos, aguacates, lichas y sandías también forman parte de la oferta de esta mujer.
Otro negocio es muy visitado, el de María Eugenia, rodeada de canastos de plátanos, dice que la comercialización de sus productos se ha tornado más difícil por la escasez de proveedores.
Más adelante otro comerciante que prefirió no ser identificado comenta, "aquí pasaron con un camión del MAG (Ministerio de Agricultura y Ganadería) vendiendo, pero a la gente le daba risa porque más caro llevaban todo", esta misma persona comenta acciones de la municipalidad para dificultar el trabajo de los proveedores, "ahí venían los chapines con verduras, nos daban más cómodo, pero para beneficiar a esos carritos del gobierno, los del CAM los quitaron de aquí cerca y los mandaron a dos cuadras del mercado, hoy se debe gastar en acarreadores para poder comprarles", agrega el vendedor.