"Este informe subraya la urgencia de tomar medidas más ambiciosas y demuestra que, si actuamos ahora, todavía es posible garantizar un futuro habitable y sostenible para todos", dijo Hoasung Lee, que ha dirigido el trabajo.
El colosal trabajo realizado por los científicos del IPCC profundiza nuestros conocimientos sobre el calentamiento global. Es "inequívocamente" consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad, con el dióxido de carbono (CO2) a la cabeza.
Más de un siglo de uso de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) ya ha provocado que el planeta esté 1,1°C más caliente que las temperaturas preindustriales y ha generado fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y violentos.
Estas catástrofes afectan a todo el planeta, y "casi la mitad de la humanidad vive en regiones que ya son muy vulnerables al calentamiento global".
La humanidad nunca ha emitido tanto CO2 como en 2022. La barrera de los 1,5°C se superará en un "futuro próximo", entre los años 2030 y 2035.
Sin una reducción rápida y profunda de las emisiones de gases de efecto invernadero, la situación no hará más que empeorar.
"Lo que es muy importante en este informe, en comparación con los anteriores, es la comprensión de los riesgos si superamos un calentamiento de 1,5°C", dice a RFI Matthias Garschagen, uno de los 93 autores de este informe.
"Este es un escenario probable al que nos conducen las políticas actuales. Entonces perderemos ecosistemas, glaciares, arrecifes de coral y mucho más. Algunas de estas pérdidas serán irreversibles. Ir más allá del límite puede ser a veces tentador, pero no debería serlo, dados los riesgos", afirma el experto.
Una trayectoria de +3,2°C de aquí a 2100 es posible
Según el IPCC, los compromisos actuales de los Estados conducirán a un calentamiento de 2,8°C en 2100. Además, las promesas no se traducen sistemáticamente en medidas. Si no se refuerzan las políticas actuales, el IPCC calcula que el calentamiento alcance los 3,2°C para esa fecha.
Para evitar un escenario semejante, apuntan que solo hay dos soluciones. Frenar del calentamiento global dejando de emitir gases de efecto invernadero, y la adaptarse a los cambios inevitables que ya se están produciendo.
"A menudo oímos que no hay tiempo para mitigar. Es cierto, necesitamos urgentemente reducir nuestras emisiones. Pero tampoco hay tiempo para adaptarse", explica Matthias Garschagen: "Pensemos en lo que hay que hacer para las ciudades costeras o para las semillas agrícolas. Necesitamos tiempo, necesitamos organizarnos. Tenemos que acelerar el ritmo".
Este informe destaca la extrema sensibilidad de los ecosistemas al cambio climático, o sea que los riesgos son en realidad mayores de lo que se pensaba.
"Tenemos soluciones”
Afortunadamente, "el mensaje más importante es que tenemos soluciones", insistió Friederike Otto, de la Universidad de Oxford. "Sabemos cómo adaptarnos. Sabemos cómo incentivar la reducción de emisiones. No es que no tengamos la tecnología o los conocimientos. En realidad nos falta sentido de urgencia. Intentamos recordárselo a la gente en este informe. Tenemos la solución y debemos aplicarla rápidamente para hacer del mundo un lugar mejor para todos.”
Este informe y sus mensajes van acompañados de un "Resumen para responsables políticos": miles de páginas destinadas a jefes de Estado y de Gobierno. Al igual que los trabajos anteriores del IPCC, servirá de base de trabajo y de conocimientos para las futuras negociaciones sobre el clima, empezando por la próxima COP28, que se celebrará en Dubái a finales de año.
La COP28 será de gran importancia porque evaluará los compromisos adquiridos por los países tras el Acuerdo de París de 2015, y será una oportunidad para reforzarlos.