A un año de la retirada de las tropas estadounidenses y la toma del control por parte de los talibanes en todo Afganistán, el país se ha vuelto inmerso en una crisis humanitaria y económica que está lejos de llevar paz a los civiles.
El Emirato talibán decretó en las últimas horas del domingo que este lunes se iba a llevar acabo una jornada festiva en todo Afganistán, por su aniversario en el poder. Hace un año circularon las fotos de las tropas rebeldes asaltando el palacio presidencial de Kabul si encontrar resistencia.
Poco antes, el presidente, Ashraf Ghani, escapó del país a través de un helicóptero. Con estas acciones se comprendió que el poder había sido entregado a manos de los rebeldes.
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Los talibanes se concentraron frente a la Embajada de Estados Unidos para celebrar. Este lunes la capital afgana de cuatro millones de habitantes frenaron sus labores habituales.
Amnistía general para los antiguos enemigos
El portavoz talibán Mujahid dijo en 2021 “me gustaría asegurar a todos los compatriotas, tanto si eran traductores, como si estaban con actividades militares o eran civiles, que todos ellos han sido importantes. No se les va a aplicar ninguna venganza”.
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Sorprendiendo al mundo con un anuncio de política modernas que no fueron cumplidas.
Tras una “oleada inicial de asesinatos en represalia desatada durante la toma del poder por los talibanes”, señala Amnistía Internacional, y una “caza puerta a puerta” de presuntos “colaboradores” en los días que siguieron a la toma del poder por los talibanes en Kabul, parece que los islamistas no han llevado a cabo la temida campaña de venganza generalizada contra sus antiguos enemigos.