“Hoy “l@s herman@s” Ortega-Murillo y sus múltiples cómplices, incluido el nuevo secretario general, celebran la indigna genuflexión de sus colegas centroamericanos. Los demócratas la lamentamos y condenamos”, dice el rotativo ante el nombramiento de Werner Vargas.
La Nación señala que ese “fue un hecho que pudo y debió evitarse, por una elemental responsabilidad hacia el pueblo nicaragüense y hacia una entidad regional como el SICA que, a pesar de las falencias y vicios acumulados durante años, se verá degradada seriamente con la venia otorgada a quien, en verdad, es un claro agente de la dictadura”.
El candidato de Ortega recibe el aval en momentos en que la dictadura ha intensificado la represión y persecución de opositores, el acoso contra la Iglesia Católica y sus obispos y el cierre de medios de comunicación.
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El vicepresidente salvadoreño Félix Ulloa intentó justificar la decisión del gobierno de Nayib Bukele diciendo que los cancilleres tomaron la decisión inicial, la cual fue ratificada por los mandatarios centroamericanos.
“Teníamos más de un año de acefalía, finalmente hubo un consenso en la cumbre de ministros de relaciones exteriores y ellos hicieron la propuesta del señor Werner Vargas, de nacionalidad nicaragüense, y con una propuesta unánime de los cancilleres los jefes de Estado aprobamos la elección del señor Werner Vargas”, declaró Ulloa a los periodistas, lo cual no dejó de sorprender, pues el gobierno de Bukele había tomado distancia de Ortega desde que asumió el poder. Por si fuera poco, la representación de El Salvador en la Organización de Estados Americanos (OEA) se abstuvo de votar por el pronunciamiento emitido por ese organismo contra los desmanes de la dictadura orteguista.
La Nación señala precisamente la represión de Ortega para cuestionar los gobiernos centroamericanos.
“La cadena de acciones represivas, adoptadas con inescrupulosa y meticulosa frialdad, que han caracterizado al régimen de Ortega a partir de abril del 2018, ha hecho de Nicaragua, más que una dictadura, un Estado criminal. Como tal, no merece ser acogido por sus pares, sobre todo aquellos que, como Costa Rica, han hecho de la defensa de la democracia, la dignidad humana y el derecho internacional pilares de sus prácticas internas y su política exterior”, les recriminó el medio a los gobiernos centroamericanos.
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Según La Nación, gracias a un modelo rotatorio para la elección de los secretarios generales del SICA desde el 2021 le tocaba a Nicaragua proponer el suyo. En junio de ese año presentó una terna de militantes sandinistas duros. El rechazo de varios países, entre los que Costa Rica tuvo gran protagonismo, impidió el consenso y sus candidatos fueron descartados. Ortega insistió, y esta vez logró lo que se proponía: tomar control del más alto cargo político de la organización. “En lugar de que se mantuviera el rechazo e, incluso, se rompiera el acuerdo rotatorio de cinco años atrás para buscar otra modalidad de elección, los Estados se plegaron a las gestiones de la dictadura”, subrayó el rotativo costarricense.
Luego de que el pasado 23 de julio los ocho cancilleres acordaron recomendar a sus presidentes la elección de Vargas, “era poco lo que se podía hacer, pero tampoco resultaba imposible. Bastaba con que alguno de los mandatarios se apartara del consenso para que no pudieran seguir adelante”, enfatizó.
Ahora, dice La Nación, “la pareja dictatorial Ortega-Murillo tuvo motivos de sobra para celebrar… se vanagloriaron, con razón, del espaldarazo legitimador de su dictadura recibido por ese nombramiento”.
“Lo que se impone ahora es redoblar todos los esfuerzos posibles para superar la dictadura, devolver la libertad a los nicaragüenses y restaurar la dignidad del SICA”, concluyó.