La justicia de Estados Unidos sentenció este miércoles al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, a 45 años de prisión, tras haber sido hallado culpable de tráfico de drogas y armas el pasado 8 de marzo.
En una audiencia en Nueva York, el juez Kevin Castel condenó a Hernández, de 55 años -que fue presidente en dos mandatos consecutivos de 2014 a 2022-, a una multa de 8 millones de dólares y a 5 años de libertad vigilada cuando cumpla su condena. El juez emplazó al abogado de Hernández a que aclare en dos semanas cómo pagará la multa.
La pena es un poco superior al mínimo estipulado -40 años por los tres cargos- pero inferior a la cadena perpetua que solicitó la fiscalía.
“El papel de Juan Orlando Hernández fue utilizar su poder político como presidente del Congreso y como presidente de Honduras para limitar el riesgo de los narcotraficantes a cambio de dinero”, afirmó el juez al leer la sentencia.
“Nadie está por encima de la ley, tampoco los presidentes”, dijo por su parte el fiscal Jacob Gutwilling.
Hernández escuchó de pie la sentencia del juez Castel, que fue muy duro en su argumentación, en una sala abarrotada de hondureños que se acercaron al tribunal del distrito sur de Manhattan para asistir a este día histórico.
Además, el juez señaló que decidirá en 120 días cuál será el penal donde deberá cumplir la sentencia Hernández, quien actualmente está en la cárcel de Brooklyn.
En su turno de palabra, Hernández arremetió contra la “justicia selectiva de los fiscales” que basó su acusación “en testimonios” de narcotraficantes interesados en obtener a cambio beneficios para su situación carcelaria y no presentaron “ninguna evidencia”.
“Soy inocente y fui acusado de forma injusta e indebida”, dijo el exmandatario, que llegó a la sala de audiencias caminando con un bastón debido a un accidente jugando fútbol, según su abogado.
“Apelo al sentido común: ellos (los narcotraficantes) que testificaron en el juicio van a salir libres y yo preso de por vida”, dijo tras señalar que eso socava “la credibilidad del sistema judicial” estadounidense.
El expresidente, quien en 2021 dijo a la AFP que al término de su mandato se retiraría para escribir sus memorias, mostró una imagen de serenidad ante su proceso.
“Un hombre de dos caras”
Antes de pronunciar la sentencia, el juez Castel le dijo a Hernández que él era “un hombre de dos caras”: con una proclamaba su compromiso contra el narcotráfico, y con la otra facilitaba la exportación de toneladas de cocaína hacia
Estados Unidos, unas drogas que sumaban un valor de 10 millones de dólares, agregó.
Además, proclamó que esta sentencia -si la cumple íntegramente saldrá de la cárcel con 100 años- enviaba un mensaje “a los educados y bien vestidos para que no crean que van a librarse de las acusaciones”.
Hernández, al que se vio muy avejentado, con pelo canoso y una barba también canosa, además de un bastón del que no se despegó, escuchó la sentencia sin casi inmutarse, tal vez porque se acerca más a la que pedía su defensa (40 años) que a la perpetuidad que solicitaba la Fiscalía.
“Mal sabor”
Entre los hondureños que se encontraban en la entrada, una veintena con banderas de su país, no hubo celebraciones aparentes, tal vez porque esperaban una condena mayor.
Fuera del tribunal, los hondureños que se congregaban con banderas de su país y fotos de las víctimas mortales del gobierno de JOH se mostraban decepcionados con la sentencia y calificaban de “demasiado benévolo” a Castel.
Además, se quejaban de que este caso “podría sentar un precedente” negativo en Honduras, puesto que, según ellos, se da a entender a otros políticos que cometer este tipo de delitos sale “barato”.
Para la activista hondureña de derechos humanos Lida Perdomo, la sentencia deja “un mal sabor”, ya que considera que es “poca” para este político “peligroso”, cuyas “estructuras criminales, tanto dentro del poder judicial, de la policía y los militares siguen bastante vivas” en el país. Esperaba que le impusieran al menos dos cadenas perpetuas.
“Hernández se ha valido de una extensa trayectoria política en donde, aprovechando los distintos cargos públicos que ha ostentado, formuló un sistema estructural de corrupción a gran escala”, aseguró la ONG Consejo Nacional Anticorrupción.
Por la mañana, un centenar de hondureños hacían fila para presenciar en persona la sentencia, argumentando que querían ver “cómo se hacía justicia”.
Algunos esperaban fuera de la corte desde las tres de la mañana, como es el caso de Cristi Rubí, que viajó desde Iowa a la Gran Manzana, o Gloria Maldonado, que aseguró que hasta “tres cadenas perpetuas” eran pocas para JOH.
Alan Martínez, que se mudó a Nueva York en 2002, señalaba lo “triste” que es que en Honduras “este tipo de criminales no se enfrenten a la ley”, pero dijo alegrarse por que en Estados Unidos “se le juzgue debidamente”.
Cristina, una mujer que vivió en Honduras durante el primer mandato de JOH, se mostró crítica con este punto de vista y señaló que aquí “se juzga a una persona que deja en el país un panorama desolador”, por lo que al final “paga la ciudadanía”.
Defensa apelará
Su abogado defensor, Renato Stabile, anunció al término de la audiencia que apelará la sentencia con el fin último de “anular la condena” y “celebrar un nuevo juicio”, como había reclamado infructuosamente hasta ahora.
Con la mirada algo perdida y el semblante serio, el letrado Renato Stabile manifestó su descontento a la prensa y señaló que la sentencia “no es una victoria”, por lo que la recurrirán para tratar de conseguir un nuevo juicio.
“No creo que haya una reducción de la pena, queremos que haya un nuevo juicio. (JOH) considera que en un nuevo proceso sería declarado inocente”, aseguró Stabile.
Desde hoy, la defensa tiene un plazo de 14 días para comunicar a la Corte su decisión de apelar. Stabile aclaró que será “un proceso largo” para el que JOH está mentalmente preparado.