El Tribunal Supremo israelí dictaminó este martes por unanimidad el fin de la exención militar para ultraortodoxos, medida que polariza a la sociedad israelí especialmente desde la guerra en la Franja de Gaza, y que pone entre las cuerdas al gobierno de Benjamín Netanyahu, ante el riesgo de que los partidos haredíes abandonen la coalición.
"En medio de una guerra agotadora, la carga de la desigualdad es más dura que nunca y exige una solución", afirmó el presidente del Supremo, Uzi Vogelman, al anunciar el fallo, a raíz de un recurso presentado en febrero por el Movimiento para un Gobierno de Calidad, un grupo civil progresista, y asociaciones de reservistas y exmilitares.
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La Corte decidió que "no existe base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento" y que si no sirven en el Ejército tampoco deben recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos, como ocurre en la actualidad.
La exención militar para los judíos ultraortodoxos que estudian a tiempo completo en yeshivás (escuela talmúdica) no es una ley, sino una disposición ejecutiva que se prolonga periódicamente desde el nacimiento del Estado de Israel, aunque hay varias sentencias judiciales que indican que viola el principio de igualdad de la ley básica israelí.
El fallo no implica el envío inmediato de órdenes de reclutamiento para los cerca de 63,000 hombres haredíes elegibles -equivalente a cinco divisiones militares- para el servicio militar obligatorio, y sugiere un proceso gradual, empezando por 3,000 nuevos reclutas ultraortodoxos. No entra en detalles sobre cómo aplicar la medida.
Ni Netanyahu ni el gobierno se han pronunciado formalmente, pero sí su partido, el Likud, que sugirió intereses políticos detrás del fallo del Supremo, que "durante 76 años se abstuvo de forzar el reclutamiento de estudiantes de yeshivás".
Enfado de los ultraortodoxos
Los dos partidos ultraortodoxos -Shas y Judaísmo Unido de la Torá (JUT)- se oponen al reclutamiento de los jóvenes estudiosos de la Torá y han amenazado con abandonar la actual coalición de gobierno si la medida entra en vigor, poniendo en peligro su supervivencia porque aportan 18 escaños vitales.
En tono desafiante al Supremo, el líder de Shas, Aryeh Deri -estrecho aliado de Netanyahu-, afirmó que "no hay poder en el mundo que impida al pueblo de Israel estudiar la Torá y cualquiera quien lo intentó en el pasado, fracasó estrepitosamente". "Ninguna sentencia arbitraria abolirá la comunidad de eruditos en la tierra de Israel".
El líder de JUT y ministro de Vivienda,Yitzhak Goldknopf, calificó la decisión de "esperada y desafortunada" y recordó que el Estado de Israel nació como "un hogar para el pueblo judío, con la Torá como piedra angular".
"Nunca ha habido un fallo del Supremo a favor de los estudiantes de yeshivá y en interés de los ultraortodoxos. No hay un solo juez que entienda el valor del estudio de la Torá y su contribución al pueblo de Israel", afirmó el co-líder de JUT, el rabino y diputado Moshe Gafni.
A comienzos de abril, expiró una norma temporal de la exención, y desde entonces numerosos grupos de la sociedad civil y políticos, también dentro del gobierno, han reclamado acabar con los privilegios de los ultraortodoxos, alrededor del 13 % de la sociedad israelí.
El Supremo comenzó las audiencias en junio a partir de una petición de varios grupos civiles. El Ejecutivo estuvo representado por un abogado privado, ya que la fiscal general, Gali Baharav-Miara, se opone a la exención militar.
"La sentencia es una victoria histórica para el principio de igualdad de reclutamiento y el estado de derecho. Exigimos reclutar de inmediato a los estudiantes de yeshivá", indicaron los abogados del Movimiento por un Gobierno de Calidad.
Lo mismo exigió el líder de la oposición, el centrista Yair Lapid, y recordó que reclutar a ultraortodoxos "ahora es la ley" y "debe cumplirse".
Tras la movilización masiva de unos 300,000 reservistas para la guerra en Gaza, que ya dura casi nueve meses y en la que han muerto más de 300 soldados -además del despliegue de batallones en la frontera norte con el Líbano y en Cisjordania- muchos israelíes reclaman a Netanyahu, que todos los jóvenes en Israel cumplan con su “deber” militar.
Su Gobierno, sin embargo, depende del apoyo de dos partidos ultraortodoxos que se oponen a tal medida; mientras que miembros de su partido, el Likud -incluido el titular de Defensa- y las formaciones de la extrema derecha dentro de la coalición -Sionismo Religioso y Poder Judío- son favorables al fin de la exención.