Rusia se prepara para una guerra larga contra Ucrania, a quien la OTAN seguirá suministrando armas hasta que el presidente Vladimir Putin entienda que "no puede ganar en el campo de batalla", declaró el viernes a la AFP el jefe de la Alianza, Jens Stoltenberg.
Casi diez meses después de que Rusia invadiera Ucrania, las fuerzas de Kiev infligieron una serie de derrotas a Moscú que permitieron liberar partes del territorio. Pero "nada indica que Putin haya renunciado a su objetivo de controlar Ucrania", advirtió el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
"No debemos subestimar a Rusia. Se prepara para una guerra larga", declaró Stoltenberg a la AFP. "Vemos que moviliza más fuerzas, está dispuesta sufrir muchas pérdidas, y trata de acceder a más armas y municiones", subrayó.
"Debemos comprender que el presidente Putin está dispuesto a permanecer en esta guerra durante mucho tiempo y a lanzar nuevas ofensivas", afirmó.
Los países de la OTAN, encabezados por Estados Unidos, suministraron a Ucrania miles de millones de dólares en armas que le ayudaron a resistir ante Rusia.
"Lo más probable es que esta guerra termine en la mesa de negociaciones, como la mayoría de las guerras", dice Stoltenberg.
Cualquier solución tendrá que garantizar que "Ucrania prevalezca como nación soberana e independiente", insistió.
"El medio más rápido de lograrlo es apoyarlos militarmente, para que el presidente Putin comprenda que no puede ganar en el campo de batalla, pero que debe sentarse a negociar de buena fe", recalcó.
Acelerar la producción
Tras los reveses sufridos en el terreno, Rusia lanzó oleadas de bombardeos de misiles y drones contra las infraestructuras energéticas civiles.
Según informes estadounidenses, Washington está ultimando planes para enviar baterías de misiles Patriot más avanzados en Ucrania, que se sumarán a los otros sistemas de defensa aérea occidentales ya suministrados a Kiev.
Stoltenberg declaró que "está en curso una discusión" para el suministro de los Patriot, pero subrayó que los países de la OTAN deben garantizar que haya suficiente munición y repuestos para que las armas enviadas hasta ahora sigan funcionando.
Las demandas de armas de Ucrania agotaron las reservas de los miembros aliados y existe el temor de que las industrias de defensa de la Alianza no puedan producir en cantidad suficiente.
"Aumentamos nuestra producción con ese objetivo preciso, para poder a la vez reconstituir nuestras propias reservas para la disuasión y la defensa y seguir brindando nuestro apoyo a Ucrania a largo plazo", afirmó Stoltenberg.
Un momento decisivo
La invasión de Ucrania por Putin causó conmoción en Occidente. Obligó a la OTAN a realizar su mayor adaptación desde el fin de la guerra fría, con el refuerzo masivo de su flanco oriental. Además, Finlandia y Suecia se vieron empujados a pedir adherirse a la Alianza.
"Es la crisis de seguridad más peligrosa que hemos conocido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial", afirmó Stoltenberg. "Es un momento decisivo", insistió.
El responsable precisó que, pese a que las amenazas nucleares de Putin se redujeron últimamente, la OTAN sigue alerta "y vigilará constantemente lo que hacen".
"Su objetivo es, por supuesto, disuadirnos de apoyar a Ucrania, pero no lo logrará", añadió.
El mandato de Jens Stoltenberg como jefe de la OTAN, prolongado un año en marzo, termina a fines de 2023. El ex primer ministro noruego, de 63 años, no precisó si dejaría definitivamente su puesto el año próximo. "No tengo otros proyectos", afirmó.
No quiso comentar los llamados de algunos aliados a favor del nombramiento de una mujer para sucederlo, lo que sería una primicia para la Alianza.
"Mi objetivo es cumplir mis responsabilidades como secretario general de la OTAN para que la Alianza siga unida", declaró. "Es mi única preocupación y dejo luego a los jefes de Estado y de gobierno la decisión sobre quien me sucederá".