El proceso contra el cardenal católico Joseph Zen, de 90 años, y otros cinco activistas comenzó este lunes en Hong Kong por acusaciones de haber gestionado un fondo para defender a las personas detenidas en las protestas contra el gobierno.
El anciano clérigo fue detenido este año invocando la ley de seguridad nacional que China impuso en Hong Kong para acallar cualquier disidencia.
Su arresto conmocionó a la comunidad católica y reavivó las críticas contra el Vaticano por su acercamiento con Pekín, con voces de censura incluso entre altos cargos de la jerarquía eclesiástica.
La policía todavía no ha formulado los cargos contra Zen, pero los delitos contra la seguridad nacional implican sentencias que pueden llegar hasta la cadena perpetua.
En cambio, los otros activistas juzgados junto al clérigo están siendo procesados por delitos menos graves como haber omitido el registro de la sociedad que gestionaban como una corporación.
Zen, que es un obispo en retiro de Hong Kong, llegó al tribunal el lunes en la mañana caminando con la ayuda de un bastón.
El Vaticano ha permanecido en silencio sobre su arresto y el papa Francisco declinó comentar el caso, en un momento en el que la Santa Sede trabaja para renovar un controvertido acuerdo con Pekín para el nombramiento de arzobispos en China.
Una de las voces críticas en la jerarquía católica que se alzó en la defensa de Zen fue el cardenal alemán Gerhard Müller.
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"Lo abandonamos", dijo el clérigo al diario italiano Il Messaggero este mes, afirmando estar decepcionado de que un reciente cónclave no se pronunciara a su favor.
China respondió a las protestas de 2019 con una ruda represión y actualmente la mayoría de los activistas están en la cárcel o han huido, y decenas de agrupaciones de la sociedad civil han sido acalladas