El Gobierno de Honduras que preside Xiomara Castro le declaró este jueves "la guerra a la extorsión", flagelo que en el presente siglo ha dejado centenares de muertos y muchos micros, pequeños y medianos negocios en la ruina.
"Este Gobierno del socialismo democrático le declara la guerra a la extorsión, así como desde el primer día -el 27 de enero- le declaramos la guerra a la corrupción, a la impunidad y al narcotráfico", dijo Castro durante el anuncio de la Estrategia Integral contra la Extorsión y Delitos Conexos, por parte del Ejecutivo a través de la Secretaría de Seguridad.
Agregó que su compromiso es brindarle toda la seguridad que demanda el pueblo hondureño y retornarle la dignidad perdida en el régimen anterior (doce años del ahora opositor Partido Nacional).
La mandataria subrayó que durante los doce años anteriores, los últimos ocho al frente de Juan Orlando Hernández, un cartel penetró las instituciones y las estructuras policiales y militares, elevándose sin límites la violencia, la extorsión y la formación de organizaciones criminales.
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"Producto de la impunidad en la que hemos vivido, estos grupos ampliaron sus alcances. Es un delito olvidar los hechos trágicos que han hecho llorar y sufrir tanto al pueblo hondureño, la extorsión es el resultado siniestro de la existencia del crimen organizado en Honduras, que está afincada en diferentes áreas de nuestro país", recalcó.
Dijo además que la extorsión es una de las principales causas de inseguridad, migración, desplazamiento, pérdida de libertad, muertes violentas y cierre de pequeños y medianos negocios.
Según la presidenta, la Estrategia Integral contra la Extorsión y Delitos Conexos, anunciada hoy por la Policía Nacional, mediante ocho ejes de acción, contará con el respaldo de su Gobierno.
El anuncio de Castro surge luego de que esta semana propietarios de centenares de autobuses del transporte urbano en Tegucigalpa paralizaron sus unidades en protesta por la extorsión, en algunos casos hasta por tres bandas criminales.
Cientos de transportistas se manifestaron este martes en la capital de Honduras exigiendo al gobierno poner freno a las pandillas que los extorsionan cobrando "impuesto de guerra".
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"No podemos seguir trabajando cinco, siete días a la semana para pagar a los mareros" (pandilleros), dijo a medios locales el dirigente del transporte urbano de Tegucigalpa, Rigoberto Galo.
Los transportistas estacionaron sus pesados buses en las calles cercanas a la casa presidencial, este de la ciudad, provocando severos congestionamientos.
"Nosotros estamos poniendo los muertos", se quejó otro dirigente, Marbin Galo, durante la protesta.
Unas sesenta personas ligadas al transporte han sido asesinadas en lo que va del año en Honduras, la mayoría por negarse a pagar el "impuesto de guerra", según los dirigentes.
El gobierno informó que el jueves anunciará un plan de seguridad para el combate de las extorsiones y otros delitos.
Unos 70.000 pandilleros siembran el terror en barrios y colonias de las principales ciudades de Honduras que han emigrado también a zonas rurales, según organismos no gubernamentales.
Los narcotraficantes y los pandilleros tienen a Honduras con una tasa de homicidios de cerca de 38 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo.
"La Policía Nacional cuenta con todo mi apoyo, cuenta con todo el apoyo para combatir el crimen, la extorsión, el narcotráfico y desarticular las organizaciones criminales, hasta identificar y capturar a los cabecillas de cuello blanco", expresó la titular del Ejecutivo hondureño.
Agregó que en materia de seguridad se contará con un sistema de investigación e inteligencia financiera para el rastreo, detección y desactivación del lavado de capitales y activos proveniente del crimen organizado, transnacional y nacional.
"La Policía Nacional debe recuperar, en el menor tiempo posible, los espacios públicos asaltados y controlados por el crimen organizado y sus pandillas", enfatizó Castro.
La violencia criminal, incluida la extorsión, la pobreza, el narcotráfico, altos índices de desempleo, la corrupción y la injusticia, son algunos de los flagelos que más afectan a Honduras, que tiene cerca de diez millones de habitantes.
De la población global de Honduras, más del 70 por ciento son pobres, según fuentes oficiales.