La presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, en conflicto con el gobierno, exigió el lunes que se celebren nuevas elecciones legislativas, tras las de octubre, consideradas por la oposición como fraudulentas.
La oposición prooccidental de este país del Cáucaso de casi 4 millones de habitantes se niega a reconocer el resultado de las legislativas que dieron el triunfo al partido gobernante, Sueño Georgiano, acusado de tendencias autoritarias y de ser prorruso.
«Actualmente nos enfrentamos a una crisis», declaró la jefa de Estado, añadiendo que es necesario celebrar «nuevas elecciones para que Georgia tenga un Parlamento legítimo, un Gobierno legítimo».
Zurabishvili, que acusa a Rusia de injerencia electoral, informó que un grupo de diputados de ocho países europeos están en Georgia para ayudar a «buscar maneras de salir de esta crisis».
La Unión Europea, bloque al que Georgia aspira unirse, ha expresado su preocupación tras los comicios del mes pasado.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó el viernes que «hay serias sospechas de fraude, que requieren una investigación».
Miles de manifestantes salieron a las calles en Georgia para denunciar el presunto fraude.
El partido gobernante asegura que el voto fue libre y justo, y que la adhesión a la UE sigue siendo «la prioridad absoluta» del gobierno.