Fani Willis mantuvo en vilo a Estados Unidos hasta altas horas de la noche antes de inculpar a Donald Trump. La fiscal que investigó los intentos de manipular las presidenciales de 2020 en el estado de Georgia se describe como una persona estricta y ambiciosa, adicta al trabajo y alérgica al fracaso.
Es la primera mujer fiscal del condado de Fulton. Poco después de tomar posesión del cargo en 2021 la demócrata tuvo que decidir si se enfrentaba al expresidente.
Fue una llamada telefónica de Trump, en la que presionó a un funcionario local para que “encontrara” votos a su favor, lo que desencadenó la investigación.
La funcionaria aplicará la ley RICO, que permite a los fiscales atar los cabos entre los secuaces subalternos que violan la ley y los autores intelectuales que les dieron la orden para actuar.
“Mi carrera me ha enseñado que, sea cual sea la presión política, hay que hacer lo correcto”, opina la afroestadounidense Willis. “Y no importa si estás en el Capitolio estatal o en los barrios bajos, tendrás que rendir cuentas si cometes un delito”, insistió esta cincuentona poco después de ser elegida para el cargo.
El primer contacto de Willis con el mundo del derecho se remonta a su más tierna infancia. Nació en California pero se crió en Washington, donde su padre, un abogado y antiguo miembro de los Panteras Negras (organización comunista) la llevaba a menudo a los tribunales. Recuerda que a los ocho años ya ordenaba los expedientes, tanto casos de asesinato como de droga.
En vez de disgustarle, esta experiencia orientó sus pasos: estudió en la capital en la universidad de Howard, una institución históricamente con una alta proporción de estudiantes negros, y después en la facultad de derecho de Emory, en Georgia. Se licenció en derecho, abrió su propio bufete y después pasó a la fiscalía del condado de Fulton.
“Pitbull”
Se ocupa de casos a menudo complejos, como un escándalo de falsificación de resultados de pruebas en colegios públicos de Atlanta, homicidios y pandillas. Ha procesado asimismo al rapero de Atlanta Young Thug en virtud de la llamada “Ley Rico”, un texto que se suele usar contra la mafia y las pandillas. El mismo en el que se basó para inculpar a Trump y a otras 18 personas.
“Es una pitbull”, dijo de ella Vince Velázquez, un agente de policía de Atlanta citado por el Washington Post. “Si yo cometiera un delito, no me gustaría que me procesara Fani Willis”, añadió el agente, quien ha trabajado con ella con frecuencia.
Trump, como suele hacer con sus adversarios, le ha puesto un mote: “Fani-La Falsa”. Su plataforma Truth Social rebosa de adjetivos peyorativos sobre ella: “Muy bajo rendimiento”, “muy corrupta”, “fuera de control” e incluso “RACISTA”.
El expresidente y su equipo de campaña la acusaron de haber “hecho campaña y recaudado fondos con (el lema) ‘voy a por Trump’”. En un mitin, el expresidente republicano insinuó que la fiscal ha tenido una aventura con un miembro de una pandilla.
Willis, que dijo haber recibido amenazas, confía en su trabajo. “Me niego a fracasar”, declaró al Wall Street Journal la madre de dos hijas, que trabaja desde las 6:30 de la mañana hasta al menos las 7 de la tarde.