El exjefe de la policía hondureña Juan Carlos "Tigre" Bonilla fue condenado este jueves a 19 años de cárcel por narcotráfico en un tribunal de Nueva York, tras declararse culpable de tráfico de drogas y evitar así sentarse en el mismo juicio que el expresidente Juan Orlando Hernández.
Bonilla de 65 años, fue sentenciado a cumplir "228 meses de prisión y cinco años de libertad condicional", anunció el juez instructor Kevin Castel, quien le informó que puede apelar la sentencia.
La condena es inferior a los 30 años que había solicitado la fiscalía pero supera los 10 pedidos por la defensa.
Vestido con uniforme verdoso de presidiario y con los pies atados con cadenas, Bonilla pidió al juez que tuviera "piedad" de él considerando su edad, su estado de salud y que tiene nietos y una hija de cinco años a los que quiere volver a "abrazar".
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Rodeado de su familia, entre ellos dos hijos, les aseguró al final de la vista que es "inocente" y que se declaró culpable para "ver la libertad de nuevo". En su acuerdo de culpabilidad, Bonilla admitió haber contribuido con el tráfico de más de 450 kilos de cocaína entre 2003 y 2016 por territorio hondureño, enviados desde Colombia y Venezuela vía marítima o aérea, y con destino a Estados Unidos.
"Un participante esencial en una de las mayores conspiraciones para traficar con cocaína en el mundo", así fue presentado por la fiscalía, el extraditado a Estados Unidos el 10 de mayo de 2022, Bonilla fue que lo acusó de "abusar de su posición" al frente de la Policía Nacional de Honduras para "facilitar el tráfico de cocaína" a cambio de dinero.
Tras brindar "protección armada a montañas de cocaína que viajaban a través de Honduras, dirigir a otros agentes corruptos a su cargo para que protegieran esos cargamentos, y proporcionar información delicada a las fuerzas del orden en apoyo de su tráfico de cocaína".
Con esto el acusado recibió "lucrativos sobornos y fue ascendido dentro de la PNH con el apoyo de sus poderosos aliados políticos, Juan Orlando y Tony Hernández", según un escrito de la fiscalía.
No obstante, Bonilla está acusado de matar al narcotraficante rival Franklin Arita y de proteger a miembros de la peligrosa pandilla MS-13.
Su abogado defensor Donald Vogelman pidió al juez que pueda cumplir la condena en una cárcel de California, donde reside una hija.
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"Mucho más que un error"
Frente al alegato de Bonilla de que cometió un "error", el juez Castel respondió que fue "mucho más" que eso y que si bien comprendía su declaración de arrepentimiento y su deseo de volver a ver a los suyos, sus acciones tuvieron "consecuencias devastadoras" para su país y para Estados Unidos.
"Hay gente que no va a volver a ver a sus familias" porque han muerto por los efectos de la droga, le recordó. En la misma causa estaba coacusado, además del expresidente, el expolicía Mauricio Hernández Pineda, primo de este último, quien también se declaró culpable de tráfico de droga y fue condenado a principios de julio a 15 años de cárcel.
JOH, como es conocido el expresidente en Honduras, fue condenado a 45 años de cárcel el 26 de junio tras ser declarado culpable de tráfico de drogas y armas por un jurado popular al término de varias semanas de juicio.
2014, el país centroamericano ha extraditado a Estados Unidos o se entregaron voluntariamente a cerca de medio centenar de personas acusadas narcotráfico. Algunos de ellos cumplen penas en las cárceles estadounidenses, como el hermano del expresidente Juan Antonio "Tony" Hernández, y el colaborador de éste Geovanny Fuentes, sentenciados a cadena perpetua.
Otros condenados por narcotráfico en Estados Unidos son Fabio Lobo, hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo (2010-2014), con una pena de 24 años de cárcel, y el exdiputado de ese país Fredy Renán Nájera, a 30 años.