El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields Yescas, comparó la derrota del boxeador Román "Chocolatito" González con lo que le espera a la dictadura de Daniel Ortega.
Chocolatito, quien peleaba ufanándose de representar al régimen totalitario, fue derrotado el sábado, cuando esperaba convertirse en campeón mundial por sexta vez.
“El Chocolatito fue derrotado y cayó. Termina una carrera vergonzosa de apoyo a los asesinos de la patria. La dictadura de Nicaragua también va a caer y por knockout”, celebró McFields Yescas desde el exilio.
Chocolatito, de 35 años, cayó ante el mexicano Juan Francisco Gallo Estrada en la Desert Diamond Arena de Glendale, Arizona, en la batalla por el título vacante de peso supermosca del CMB.
Pero esta derrota trasciende a las emociones del deporte, porque golpea el mismo culto al autoritarismo de Ortega, que el púgil exhibía en cada oportunidad que podía. En sus shorts de boxeo llevaba la bandera sandinista.
Precisamente McFields Yescas había emplazado a su connacional a “cerrar su carrera con broche de oro rompiendo la bandera del frente sandinista y denunciando a la dictadura” esa misma noche. “Nunca es tarde para hacer lo correcto”, le remarcó.
Chocolatito ha abrazado a Ortega en mítines políticos, enfundado en camisetas con la cara del gobernante y gorras y chaquetas adornadas con lemas de sandinistas para oxigenarse y disfrutar de más de siete minutos de gloria.
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La victoria de Chocolatito era clave para la dictadura nicaragüense.
La agencia Reuters publicó que, “para Ortega, una victoria de González y la posterior bienvenida transmitida en directo por la televisión oficial como un héroe -como siempre es recibido el boxeador-, podrían ofrecer una distracción ante el creciente descontento debido a la inflación galopante, la represión generalizada y el aislamiento internacional del país centroamericano”.
"La imagen pública de Ortega se ha visto gravemente comprometida por la continua represión de la disidencia desde el estallido de protestas masivas en 2018", opinó Tiziano Breda, analista de Crisis Group para Centroamérica, citado por la agencia noticiosa.
Chocolatito no es signo de unidad entre los nicaragüenses por su apoyo a Ortega, que ha premiado con casas, salarios y otras prerrogativas a boxeadores, futbolistas y beisbolistas generarle apoyo entre las clases populares.
El mismo Chocolatito recibió una casa tras ganar su primer título mundial en 2008 y, en 2020, un tribunal controlado por el oficialismo dictó un fallo a su favor por poco más de un millón de dólares en contra uno de los grupos económicos más grandes de Nicaragua, según expone Reuters.
Chocolatito, en ninguna de sus peleas consiguió la bolsa de un millón de dólares a la que aspiraba. Para conseguir esa cantidad de dinero tuvo que pactar con Ortega a cambio de borrar su pasado turbio con la justicia de Nicaragua que incluía más de 28 causas abiertas a él o su familia.
El periódico La Prensa publicó que “Chocolatito González continúa pagando caro su respaldo a la dictadura de Daniel Ortega… el desprecio de los nicaragüenses lo persiguió hasta el Desert Diamon Arena, de Glendale, Arizona, donde connacionales le gritaban ‘¡sapo!’, un término despectivo que se usa en Nicaragua contra los seguidores del partido de gobierno”.
Según La Prensa, en la noche del encuentro “Chocolatito” se pavoneaba en el cuadrilátero con una gorra de la represiva policía orteguista y una playera con el rostro de Ortega con el lema de la dictadura: “Vamos por más victorias”, que se parece al “vamos con todo” de la mortífera represión de las multitudinarias marchas de 2018.
Ahora no se sabe si el púgil caerá en desgracia por salpicar con su derrota al orteguismo.
Mientras tanto, el exmbajador McFields Yescas, que se atrevió en su momento a denunciar los abusos del régimen nicaragüense en la OEA, no duda en celebrar a lo grande: “Viva Nicaragua libre, hoy es un día de fiesta nacional!”…