Llegó la hora del primer gran examen de la administración de Joe Biden y de su partido Demócrata en los Estados Unidos. Este martes, millones de estadounidenses están llamados a las urnas para las elecciones “de medio término” en las que se renovará el Congreso de ese país. Y según las principales mediciones, los demócratas y Biden parecen estar destinados a reprobar y perder el control del legislativo.
Según el sitio especializado FiveThirtyEight.com, las proyecciones electorales apuntan a que los republicanos retomarán control del Senado con al menos 51 de los 100 escaños. Además, su compleja red de mediciones augura que lograrán dar vuelta a la mayoría en la Cámara de Representantes y podrían pasar a tener 230 congresistas, 12 más de los necesarios (218) para controlar esta instancia.
Es decir, Estados Unidos se está preparando para una “marea roja” (en referencia al color de los republicanos) y los últimos dos años de Joe Biden pintan complejos, pues tendrá un Congreso cuya mayoría le adversa en tiempos cada vez más polarizados.
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¿Qué se elige este martes?
En el calendario electoral estadounidense, el mandato presidencial dura cuatro años y a la mitad se celebra una elección legislativa que suele servir como una medición de rechazo o apoyo a la gestión del Ejecutivo.
En este caso, los estadounidenses elegirán a la totalidad de la Cámara de Representantes (435 escaños), un tercio del Senado (35 de los 100 puestos) y gobernadores de 39 estados y territorios.
Las mediciones de FiveThirty Eight.com dan ventaja a la propuesta opositora de los republicanos. Para Biden, de momento, se augura un examen electoral reprobado.
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Su gobierno luce, de hecho, bastante impopular y cada vez la vida de los estadounidenses está más cara y complicada por factores domésticos y externos.
Mientras tanto, los republicanos han ido reconquistando espacios importantes, tanto en el voto femenino y blanco de clase media, preocupado por la agenda de libertades civiles propuesta por los demócratas, como por el voto latino que sigue siendo mayormente azul (el color del partido de Biden) pero donde el bando rojo (o republicano) cada vez les conquista más.
Asimismo, es común que un presidente “pierda” los comicios de medio término. De hecho, nadie ha logrado ganarlos desde George Bush hijo en 2002. Antes de Bush, lo logró Bill Clinton en 1998 y antes de este, el último en alcanzarlo fue Franklin Delano Roosevelt en 1934.
O sea, en 88 años todas las elecciones de medio periodo, salvo tres, han sido favorables a la oposición.
Revertir los resultados de 2020
En las elecciones generales de noviembre de 2020, los demócratas no solo se hicieron del control de la Casa Blanca.
Ellos también ganaron una apretada mayoría en la Cámara de Representantes (220 de 435 escaños; solo dos más de la mayoría) y lograron conservar la paridad en el Senado (50 de 100 escaños).
En términos prácticos, eso implica el control de ambas cámaras, pues el empate en el Senado lo rompe quien ocupe la vicepresidencia. En este caso, Kamala Harris.
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Agenciarse el control del Ejecutivo y de ambas cámaras del Congreso le aseguraba, al menos en teoría, gobernabilidad al huésped de la Casa Blanca. Pero en la práctica su gobierno no ha tenido la agilidad y efectividad que sus bases exigían.
Por otro lado, Biden y los demócratas han enfrentado una incipiente crisis económica que perfila a convertirse en una recesión. Si bien su gobierno ha hecho esfuerzos por contener el alza en los precios de combustibles y algunos bienes básicos, la vida de los estadounidenses sigue onerosa y eso está pasando factura a su gobierno.
Migración, aborto y Trump
Otro tema que golpea a los demócratas es el migratorio. El presidente ofreció desde 2020 un sistema más humanitario, aunque firme en la aplicación de la ley. En la práctica, no ha logrado concretar ninguna de las dos promesas.
Para los republicanos, Biden ha sido excesivamente permisivo en sus medidas, que han provocado un récord de llegadas a los principales puntos fronterizos. Ellos afirman que sus decisiones mandan el mensaje de que la frontera “está abierta”.
Para los demócratas, no hay un prospecto de una reforma migratoria permanente y completa que dé certidumbre a millones de personas, como Biden prometió en su campaña presidencial.
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Los demócratas tienen a su favor la carta del aborto desde que la Corte Suprema de mayoría conservadora revirtió el precedente judicial que lo permitía a nivel federal, dejando a miles de mujeres sin acceso a este procedimiento y, en los peores casos, sin acceso a anticonceptivos. Biden prometió luchar para volver el aborto una ley federal que no pueda eliminarse, y esto le trajo una popularidad momentánea en el verano, pero esta se ha esfumado.
Por otro lado, han explotado el temor a Donald Trump, quien sigue poniendo en duda el resultado electoral de 2020. Pero el expresidente ha logrado copar a este partido de sus apologistas y de negacionistas del resultado electoral, lo que resta efectividad a la denuncia demócrata.
Con estos temas frente a sí, los republicanos parecen listos a retomar el legislativo y volver complicado el resto de la gestión Biden.