Las fuertes nevadas y las temperaturas polares que golpean a Estados Unidos cerca de Navidad se deben a un fenómeno meteorológico llamado "bomba de baja presión", provocado por una depresión que se intensifica muy rápidamente, pero cuya intensidad histórica se debe a un gélido aire ártico.
Este tipo de tormenta ocurre solo una vez en una "generación", según el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos en Buffalo.
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Estamos ante una "ola de frío histórica", explicó Cyrille Duchesne, meteorólogo de la cadena de televisión francesa, Chaine Météo.
Con la presencia de esta tormenta se han batido varios récords de frío: -53°C en el oeste de Canadá, -38°C en Minnesota, pero también, más al sur, donde las temperaturas suelen ser más suaves en esta época del año, -13°C en Dallas y -8 °C en Houston.
La causa es un sistema de baja presión, causado por un "potente conflicto entre dos masas de aire", una muy fría del Ártico y la otra tropical del Golfo de México.
Una depresión es un sistema de baja presión atmosférica, que muchas veces implica mal tiempo, ya que causa corrientes ascendentes que provocan nubes y precipitaciones.
Lo que hace que el caso actual sea extraordinario es que la presión atmosférica bajó muy rápido (menos de 24 horas) en esta ocasión.
Esto es lo que se denomina una "génesis explosiva". Esto ocurre cuando la presión baja a más de 20 hectopascales (hPa) en 24 horas en latitudes medias.
En el caso de Estados Unidos, la presión atmosférica descendió en 40 hPa en 24 horas, según Yann Amice, meteorólogo de Weather'n'co.
"Esto causó la formación de condiciones de tormenta extrema cerca del corazón de la depresión, con condiciones particularmente duras", marcadas principalmente por vientos muy fuertes, ventiscas y nevadas, indica Duchesne.
Para él, la rareza de esta tormenta no se explica tanto por sus causas -una "bomba de baja presión"- sino por su intensidad y por los niveles de temperatura extremadamente bajos. "Eso es lo que lo hace excepcional".
¿A qué se debe esto? Sencillamente al hecho de que la tormenta provoca un hundimiento en el vórtice polar, es decir, una masa de aire particularmente fría procedente del Ártico, hacia latitudes templadas, arrastrada por la ondulación de la corriente en chorro (corriente de gran altitud) y favorecida por condiciones anticiclónicas en el Pacífico.
Resultado: algunas veces se han observado descensos de temperatura vertiginosos, como en Denver donde el termómetro bajó 33 grados el jueves en apenas 7 horas, con lo que se registró una temperatura de -31 grados, la más fría desde 1990.
Combinada con la ventisca y la nieve, la sensación térmica en las llanuras puede llegar a -55 grados.
"Un frío de esta magnitud podría causar congelación en la piel expuesta en cuestión de minutos, así como hipotermia y muerte si la exposición se prolonga", advirtió el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos. Y esto hace que cualquier desplazamiento sea "peligroso o incluso a veces imposible".
Para este fin de semana, la depresión, actualmente ubicada al nivel de las Grandes Llanuras y los Grandes Lagos, debería moverse hacia Quebec, que corre el riesgo de "ser muy afectada" con vientos particularmente violentos y fuertes nevadas, y en menor medida hacia el noreste de Estados Unidos, indica Duchesne.