Un explorador en Missouri encontró por casualidad una perrita que se encontraba atrapada en la profundidad de las cuevas de Perryville, mientras realizaba una excursión de espeleología.
Gerry Keene, de 59 años, se encontraba a unos 500 pies (150 metros) bajo tierra, cuando encontró a la perrita que estaba demasiado débil para poder mover la cola o gemir.
“Nos dimos cuenta de que sería difícil sacarla porque estaba demasiado débil para caminar” dijo Keene, quien se encontraba con todo un grupo explorando, incluyendo a varios niños.
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El espeleólogo tomó una fotografía del perro, salió de la cueva para pedir ayuda y se encontró con un ayudante del jefe de bomberos, Rick Haley, quien también es aficionado a la espeleología, ambos se ofrecieron para bajar a la oscuridad de la cueva y rescatar al perro.
Haley acababa de inspeccionar 60 metros de los pasadizos de la cueva Tom Moore para la Fundación de Investigación de Cuevas.
“Si no la sacábamos, moriría allí dentro”, dijo Haley, de 66 años, un espeleólogo con 30 años de experiencia.
Antes de bajar a rescatarla mostraron la foto de la perra a los residentes que vivían cerca de la cueva, y la reconocieron como Abby, una caniche mixta de un vecino y que estaba desaparecida desde el 9 de junio.
La perrita que no tenía comida con la que sobrevivir se mantuvo viva gracias a que en la cueva tenía acceso a agua, pero eso la mantuvo débil y casi no se movía al momento de rescatarla.
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El dueño de Abby, Jeff Bohnert, de 55 años, fue a encontrar a la perrita una vez que se logró sacarla, le dio un baño y nutrientes a los que mencionó que respondía bien.
Mencionó que cuando desapareció se encontraba jugando con otra perrita llamada Summer, pero que cuando solo volvió una supo que le había pasado algo.
“Estamos muy agradecidos a los dos chicos que la trajeron”, dijo Bohnert.