Los resultados de las elecciones de medio término en Estados Unidos siguen muy apretados. Aún no queda claro quién será el ganador, aunque los números apuntan a los republicanos, y todavía no se vislumbra cuánto margen tendrá quien resulte el vencedor.
De momento, se sabe que la gran “marea roja” (un triunfo abrumador de los republicanos), nunca sucedió.
Lo que sí se sabe hasta el momento es que hay un gran perdedor de la jornada de elecciones de medio término: el expresidente Donald Trump.
De los candidatos del partido Republicano, el expresidente respaldó a algunos de línea dura, vinculados con comentarios racistas o personas que negaron el resultado de las elecciones de 2020.
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Al endosar a estos candidatos, que aparecían sólidos en las encuestas, el expresidente estadounidense buscaba consolidar la idea de que es él el futuro del partido Republicano y el candidato natural para las presidenciales de 2024.
Pero las elecciones no le favorecieron a Trump.
Por un lado, nunca se dio la “marea roja” que otorgaría a los republicanos un mandato sólido e indiscutible, y un moméntum sobre el cual construir la plataforma para los próximos dos años.
Si bien es cierto es probable que retomen el control de la Cámara de Representantes, es poco claro que ganen mayoría en el Senado y no lograron consolidar en las urnas la narrativa de una administración demócrata impopular, débil e inefectiva. Joe Biden y su partido salieron vivos de la elección de medio término.
Por otro lado, los republicanos que despuntaron y lograron importantes triunfos representan alas más moderadas y algunos de ellos se negaron a seguir la peligrosa narrativa que negaba el resultado electoral de 2020.
Finalmente, en las filas republicanas despunta una nueva figura de peso que puede amenazar el liderazgo del exmandatario. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien obtuvo un importante triunfo para garantizar su reelección y amplió su espectro de votantes (ver nota aparte).
Todos estos factores dejan a un Trump debilitado en la que sería su catapulta para 2024.
Las candidaturas que no prosperaron
Entre los principales acólitos del expresidente que perdieron su contienda se encuentra el controvertido Douglas Mastriano, quien buscaba ser gobernador de Pennsylvania.
Mastriano es un teorista de conspiración que además participó en la toma violenta del Capitolio, cuando fanáticos pro Trump, algunos fuertemente armados, buscaban evitar la certificación del triunfo de Joe Biden.
“Nadie ha luchado más que Doug Mastriano para defender la integridad de las elecciones”, dijo Trump sobre este candidato a gobernador en mayo. Pero su respaldo no llegó lejos. Mastriano apenas obtuvo el 42% de los votos.
La misma suerte corrió Mehmet Oz, reconocido por sus apariciones en televisión y sus controvertidos comentarios, quien no logró colarse en el Senado pese al endoso del exmandatario.
En Virginia, la salvadoreña-americana Yesli Vega buscaba ganar un escaño a la Cámara de Representantes sobre una plataforma conservadora y un apoyo completo a Trump, el cual fue correspondido por el exmandatario. Ella fue derrotada por la demócrata Abigail Spanberger, quien obtuvo 52% de los votos.
Tudor Dixon, en Michigan, y Donald Bolduc, en New Hampshire, son otros casos de personas apoyadas por Trump que se quedaron en el camino.
En Georgia, el controvertido candidato al Senado Herschel Walker tendrá que ir a una segunda ronda en diciembre, pese a que los sondeos le ofrecían una clara victoria.
Malos comicios para los ungidos por Trump.
Malas noticias, buenas noticias…
La falta de ímpetu republicano y el declive de la popularidad de Trump son pésimas noticias para un exmandatario que tenía pensado anunciar, la próxima semana y con bombos y platillos, su campaña para la presidencia en 2024.
Pero mientras Trump se lamenta, otros celebran. Y no solo los demócratas, que no fueron derrotados como se esperaba, sino también defensores de la democracia y de la institucionalidad en Estados Unidos.
Para ellos, no es lo mismo un Congreso dominado con contundencia por republicanos que niegan las elecciones de 2020 y que propagan discursos conspirativos y de odio, que un legislativo donde hay voces moderadas y capaces de concertar una agenda común, al menos en temas clave.
Este jueves, la vocera del presidente Biden, Karine Jean-Pierre, ya anunció que buscarán diálogo con demócratas y republicanos para los dos años restantes del mandato. Esto habría sido virtualmente imposible con legisladores para quienes Biden nunca ganó. Una fantasía popular en rincones oscuros de las redes sociales, pero poco efectiva en las urnas.