Detrás de la filtración de documentos altamente sensibles del gobierno estadounidense se encuentra un joven aficionado a las armas que los compartió en redes sociales, así informó el diario The Washington Post.
El rotativo estadounidense afirmó, en un artículo publicado el miércoles, que interrogó a dos miembros de un grupo formado en la red social Discord, bajo condición de anonimato.
Tras la publicación de centenares de documentos confidenciales en un grupo, algunos catalogados como "top secret", procedentes de un hombre que utilizaba el seudónimo de "OG".
"OG" publicó durante meses centenares de páginas copiadas de documentos de la base militar en la que trabajaba, indicó el diario.
Florida: Inundaciones y vuelos cancelados por fuerte temporal en zona sur
Según el periódico, "OG" les dijo a los miembros del grupo que pasaba "parte del día dentro de una instalación de seguridad en la que están prohibidos los celulares y otros aparatos electrónicos" y que "trabajaba a destajo durante horas" preparando documentos "para compartirlos con sus compañeros en el servidor Discord".
Algunas informaciones eran tan sensibles que estaban marcadas con la etiqueta "NOFORN", es decir, que no podían ser divulgadas a personas extranjeras, informó el Washington Post.
Posteriormente se detalló que el grupo de unas 24 personas -hombres y chicos jóvenes en su mayoría- se formó en torno a su "amor mutuo por las armas de fuego, el material militar y Dios", constituyendo en 2020 "un club" al que solo se podía acceder con invitación, según el diario.
Un muerto y varios heridos en tiroteo en Washington
Mismos documentos publicados dan cuenta de las preocupaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses respecto a la viabilidad de una contraofensiva ucraniana contra las fuerzas rusas, debido a problemas de formación y de abastecimiento.
Un archivo revisado por la AFP recoge las preocupaciones de Estados Unidos sobre la capacidad de Ucrania para seguir defendiéndose de los bombardeos rusos.
Decenas de fotos de esos archivos fueron compartidas en Twitter, Telegram y Discord en los últimos días. Algunos llevaban semanas o incluso meses circulando por internet sin que la prensa reparara en ellos.
Por lo que las autoridades estadounidenses no han confirmado públicamente la autenticidad de esos archivos, y esta tampoco fue verificada por ninguna fuente independiente.