El opositor Edmundo González Urrutia, quien reclama la legítima presidencia de Venezuela, condenó la juramentación de Nicolás Maduro al considerar que éste se «autocorona dictador».
Maduro, en la presidencia desde 2013, tomó juramento en una ceremonia con toda la pompa en la sede del Parlamento, bajo su control, al igual que todas las instituciones del país, incluyendo la Fuerza Armada, que por enésima vez le juró «lealtad y subordinación absoluta».
A distancia, desde su exilio, González Urrutia ordenó a los militares «desconocer las órdenes ilegales que le sean dadas por quienes confiscan el poder» y garantizar condiciones para su regreso al país con el objetivo de presionar por su investidura, una idea siempre vista como improbable por analistas.
Maduro «consuma un golpe de Estado, se autocorona dictador», zanjó el opositor en un video que divulgó en redes sociales.
Estados Unidos tildó de «farsa» la investidura y subió a 25 millones de dólares la recompensa que ofrece por la captura de Maduro y su ministro del Interior, Diosdado Cabello; además de imponer sanciones contra el jefe de la estatal petrolera PDVSA, Héctor Obregón, y otros siete altos funcionarios venezolanos.
Amplió a la vez a 18 meses el amparo que otorga permiso de residencia y trabajo a los migrantes venezolanos.
El próximo próximo mandatario estadounidense, Donald Trump, que se refirió a González Urrutia el jueves como «presidente electo», podría imponer más sanciones en su segundo mandato, como hizo en su primer gobierno.
La Unión Europea señaló que Maduro «carece de legitimidad». Reino Unido lo tachó de «fraudulento» y anunció sanciones contra 15 altos cargos.
En contraste, el presidente ruso, Vladimir Putin, transmitió sus «felicitaciones» a su aliado venezolano a través de su representante en la juramentación, el jefe de la Duma, Viacheslav Volodin.