Dos variantes relativamente nuevas de la cepa ómicron del coronavirus, la BA.4 y la BA.5, están ganando terreno en las últimas semanas en Estados Unidos, en un momento en que el país ha vuelto prácticamente a la total normalidad, pero que coincide con un repunte de la pandemia.
Según datos de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la BA.4 y la BA.5 -responsables del alza de infecciones en Sudáfrica durante los meses de abril y mayo-, ya suponen un 13 % de los casos detectados en EE.UU.
Hace sólo una semana, estas variantes eran responsables de únicamente un 6 % de los casos; y hace un mes, apenas tenían presencia en Estados Unidos, lo que apunta a que su expansión se está produciendo a una ritmo muy alto.
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El coordinador de la Casa Blanca para la respuesta a la covid-19, Ashish Jha, dijo en una entrevista con el canal NBC que sus proyecciones son que a finales del verano o a principios de otoño la BA.4 y la BA.5 sean las variantes más comunes de coronavirus en el país.
Estas variantes, que fueron detectadas por primera vez en Sudáfrica a principios de 2022, son más infecciosas que otras cepas de ómicron y tienen mayor capacidad para burlar al sistema inmunodefensivo, aunque por el momento no se ha demostrado que causen una enfermedad más severa que el resto de tipos de ómicron.
Estados Unidos pasa por un momento de confusión en torno a la pandemia, en el que el país ha retomado la práctica normalidad en cuanto a la actividad económica e incluso a medidas preventivas como el uso de mascarillas, pero sin embargo los casos de infecciones están subiendo, y muchos expertos alertan de que las cifras no reflejan la magnitud real de casos.