“Está lleno de miomas, hay que sacarlo. Eso me dijo el médico”. La frase se repite en el relato de cada una de las mujeres del casco urbano con las que hablamos, sometidas en los últimos dos años a histerectomías (extracción del útero) por presentar un gran número de fibromas en este órgano reproductor.
Pudimos constatar que se trata de, al menos, una veintena. Fue fácil dar con ellas. Algunas viven en la misma cuadra. Otras son familiares. Todas sufrieron los mismos síntomas: severas y prolongadas hemorragias -muchas veces con expulsión de coágulos- y dolores insoportables. Una a una se hacen la misma pregunta: “¿Por qué tantas de nosotras padecemos de esta enfermedad?”.
No hay respuesta médica. Lo seguro es que el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses estableció, a partir de 1,147 muestras de sangre tomadas en las zonas de influencia de Cerro Matoso, una correlación entre las operaciones extractivas de Cerro Matoso S.A. y 17 enfermedades que padece la población a la proximidad de la mina. De esa lista hacen parte los fibromas en el útero.
El Instituto de Medicina Legal encontró que los niveles obtenidos en los muestreos de sangre y orina “están por encima de los datos arrojados por estudios llevados a cabo a nivel mundial e incluso para estudios realizados en trabajadores con exposición crónica al níquel”.
“Lo que hizo Medicina fue un peritaje y no un diagnóstico. Pero cuando uno hace con rigor científico la evaluación de paciente concluye otra cosa”, objeta el doctor Jorge Ospina, director de la Fundación Panzenú, la clínica de la minera que -como lo ordena la sentencia de la Corte Constitucional- brinda atención gratuita y permanente a trabajadores de la empresa y comunidades aledañas. “Atendemos un promedio de cuatro personas por día”, dice el director.
En San José de Uré, las mujeres de las histerectomías nos aseguran que nunca han recibido atención en dicha entidad. Algunas afirman no saber de su existencia. Ellas solo se han beneficiado del subsidio estatal en salud para personas de escasos recursos. Y fueron intervenidas en el hospital regional San Jorge de Montelíbano porque San José de Uré, que tiene cerca de 11 mil habitantes, solo cuenta con atención de salud en primer nivel.
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Otra enfermedad “inexplicable” amenaza la vida de los uresanos: seis niños han nacido sin ano y con los dos sexos. “El último murió hace tres años”, cuenta Elsin Yoneris Pérez, enfermera y miembro de la Organización de negritudes Cimarrón Justo Chávez. Ella es una de las mujeres a las que se les ha extraído el útero recientemente por la altísima presencia de fibromas.
Para el director de la Clínica de Cerro Matoso S.A. no existe ningún efecto en la salud de la población por efecto de la presencia de la mina. “Lo que tenemos alrededor de la mina son una serie de necesidades no satisfechas de determinantes sociales que van mucho más allá de la presencia de Cerro Matoso S.A.”, afirma el médico especialista en salud pública.
“Las medidas que Cerro Matoso dice estar implementando en el tema de salud solo están probadas por la misma empresa. No existe un seguimiento que contraste, verifique, compruebe o descalifique esos datos. Es el Estado el que tiene que vigilar. El Ministerio Público debería tener el foco en la sentencia de la Corte”, explica Mauricio Madrigal, director de la Clínica jurídica de Medio Ambiente y Derechos Humanos de la Universidad de los Andes.
El abogado subraya la dificultad de establecer un nexo de causalidad en un contexto de gran marginalidad en el que las comunidades ni siquiera tienen agua potable. Según el experto, mientras Colombia no tenga líneas bases de salud e informes científicos públicos sobre el enlace entre el deterioro y contaminación ambiental con la salud pública de las comunidades, resulta muy difícil establecer que la polución del aire y del agua es la que produce estas enfermedades en la población vecina de la mina.
Por su parte, la Agencia Nacional de Minas (ANM) objetó un estudio reciente de la Universidad Javeriana, contratada por Cerro Matoso S.A, sobre los “agentes determinantes” de la contaminación causada por la mina. “El estudio fue elaborado a partir de fuentes secundarias: documentos. Y no primarias: la población. Además, analizó todas las emisiones del entorno, carbón, gas etc y no exclusivamente las de Cerro Matoso como era debido”, afirma Alvaro Pardo.
Destacado ambientalista y feroz “antiminero”, Pardo fue nombrado a la cabeza de la ANM por el primer gobierno de izquierda del país en el que los habitantes de Córdoba depositaron su esperanza: 28 de los 30 municipios del departamento eligieron a Gustavo Petro y Francia Márquez para que cambiaran el rumbo a su destino. En San José de Uré, obtuvieron el 80% de los votos.
La lista completa de enfermedades que aparece en la sentencia cita cáncer de pulmón, atelectasia plana, silicosis, linfangitis carcinomatosa, neumoconiosis reumatoide, nódulos calcificados en el pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, dermatitis, bandas parenquimatosas, síndrome de Caplan, sarcoma pulmonar, fibromas, niveles elevados de níquel en sangre u orina, engrosamiento de la cisura pulmonar, mesotelioma, lesiones pruriginosas, pitiriasis.