Un ciclón provocó lluvias abundantes y fuertes vientos que dejaron al menos 13 muertos en el sur de Brasil, donde las autoridades siguen en la búsqueda de cuatro desaparecidos y atienden a miles que fueron evacuados o perdieron sus casas.
El fenómeno, la última tragedia climática que sacude al enorme país suramericano, provocó estragos en decenas de municipios del estado Rio Grande do Sul, incluyendo la capital Porto Alegre.
Los vientos golpearon con fuerza la zona costera, como la localidad de Tramandaí, donde registraron velocidades de hasta 101,9 km/h, según datos oficiales.
Hasta ahora el saldo de muertos subió a 13, incluyendo un bebé de cuatro meses, tras el hallazgo de dos cuerpos en la ciudad de Caraá, una de las zonas más afectadas, informó en Twitter la Defensa Civil del estado.
Mientras el número de personas declaradas desaparecidas siguió disminuyendo desde 20 el sábado, a cuatro, todas en Caraá, una ciudad de 8.000 habitantes en el litoral del estado, a 90 km de Porto Alegre, según Defensa Civil.
"Aún siguen las búsquedas", indicó Defensa Civil.
A caballo o en botes
Por su parte el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, encabezó una misión que recorrió el sábado en helicóptero las zonas más afectadas junto a autoridades del gobierno y de rescate.
"Nuestro principal objetivo en este primer momento es proteger y salvar vidas humanas. Rescatar a las personas que están aisladas, localizar desaparecidos y dar apoyo a las familias", dijo Leite.
Sao Leopoldo, una ciudad de 240.000 habitantes a media hora de Porto Alegre, cayeron 246 mm de lluvias durante 18 horas seguidas entre jueves y viernes, "por primera vez en la historia", dijo su alcalde, Ary José Vanazzi. En Sao Sebastiao do Cai, que quedó aislada por el temporal, un bebé de cuatro meses que necesitaba atención médica murió tras no poder ser socorrido a tiempo, informó el sábado Leite.
Habitantes de la región salieron este domingo con botas por las calles inundadas en las ciudades de Novo Hamburgo, Lindolfo Collor y Sao Leopoldo, donde algunas casas quedaron destruidas.
Otros montaban a caballo o cruzaban en bote bajo un sol entre nubes, en tanto las aguas cubrían parcialmente algunos vehículos abandonados.
Imágenes de medios locales también mostraron un auto arrastrado hasta un cementerio por los fuertes vientos. Ayudados por el buen tiempo, militares del Ejército cumplían labores de rescate en Novo Hamburgo, pero posibilidades de lluvia y bajas temperaturas a mediados de la semana próxima inyectan presión sobre la situación de los damnificados en esa y otras zonas.