El Ejército filipino acusó a guardacostas chinos este miércoles de “perforar de forma deliberada” sus botes inflables y “saquear” armas de sus tropas durante un incidente que tuvo lugar el lunes en aguas disputadas del mar de China Meridional.
“Nuestros botes fueron perforados de forma deliberada por guardacostas chinos”, subrayó hoy en una rueda de prensa el jefe del comando occidental de las fuerzas armadas filipinas, Alfonso Torres Jr, quien añadió que durante el supuesto ataque se sirvieron de “cuchillos y otros objetos puntiagudos” para hacerlo.
El suceso tuvo lugar el lunes y desde entonces ambas partes, embarcadas en disputas por varios territorios del mar de China Meridional, han ido divulgando detalles sobre su versión de lo ocurrido.
Según China, un barco de abastecimiento filipino y un guardacostas chino colisionaran el lunes en aguas adyacentes al atolón Second Thomas, en el mar de China Meridional y reclamado por los dos países, porque el primero “ignoró las repetidas advertencias chinas (…) y se aproximó de forma no profesional al barco chino”.
El Ejército filipino, que mantiene un puñado de tropas estacionadas en un buque varado en ese atolón desde 1999, el Sierra Madre, a las que abastece en operativos como el afectado por este suceso, negó las acusaciones y señaló hoy que los guardacostas chinos “abordaron ilegalmente” su embarcación y “robaron” armas de fuego que custodiaban en este lugar, afirmó Torres.
“Esto ya es piratería”, denunció por su parte el jefe del Ejército filipino, el general Romeo Brawner, también presente en la rueda de prensa.
Asimismo, subrayaron que uno de los marineros filipinos resultó “gravemente herido”, como ya había trascendido la víspera, además de varios heridos leves.
“Los guardacostas (chinos) no solo fueron imprudentes y agresivos, sino que incurrieron en acciones ilegales y no tienen ningún derecho de interceptar nuestras operaciones”, añadió Brawner.
No se trata de la primera ocasión en la que buques de China y Filipinas chocan o se enfrentan en esas mismas aguas, claves para el tránsito del comercio mundial y ricas en recursos.
Los incidentes, normalmente leves, suelen ser sucedidos por un cruce de acusaciones entre los Ejércitos y Gobiernos de ambos países, que si bien se han convertido en habituales elevan cada vez más la tensión entre Pekín y Manila, que tiene un acuerdo de mutua defensa con Washington.
Además de este citado atolón, ambos países se disputan la soberanía sobre el arrecife Scarborough, cerca de la isla filipina de Luzón, y varias islas del archipiélago de las Spratly, donde también mantienen reclamaciones Brunéi, Malasia, Vietnam y Taiwán.
Las autoridades filipinas alegan que los atolones se encuentran dentro de las 200 millas náuticas (370 kilómetros) de su zona de exclusividad económica, que según la ley internacional le da derecho a la explotación de los recursos aunque sean aguas internacionales.
Pekín, que tiene una flota mucho mayor que la filipina, alega razones históricas para reclamar casi la totalidad del mar de China Meridional.
Las tensiones entre China y Filipinas han aumentado desde la llegada al poder de Ferdinand Marcos Jr. en 2022, que ha reforzado su alianza militar con EE.UU., en contraste con el giro hacia Pekín de su predecesor, Rodrigo Duterte.