A través de la cumbre de Beijing, que ha reunido al presidente de la República Popular de China, XI Xinping, y sus homólogos del continente africano, varios mensajes han sido enviados por la potencia asiática.
La voluntad de reforzar su presencia ha sido reafirmada y, con ella, la determinación en construir un esquema socioeconómico alternativo al occidental, haciendo referencia "al Sur-global".
Desde el principio del año han sido $167.8 mil millones que se sumaron en el intercambio comercial con África. XI Xinping se comprometió durante la cumbre, que tuvo lugar entre el 4 y el 6 de septiembre pasado, a un apoyo financiero de 50 mil millones de dólares sobre 3 años, con el objetivo de "profundizar la cooperación en los sectores industriales, de la agricultura, infraestructuras, comercio e inversiones".
Las telecomunicaciones, los transportes, energía, son tantos sectores estratégicos para África, que está viendo su población duplicarse desde los años 2000 hasta el 2050.
Ha sido un argumento para el líder chino, para legitimar una relación que concierne, en términos demógraficos, "2.8 mil millones de habitantes".
Esta realidad le permitió aparecer con la alternativa a la relación con Occidente "quien infligió profundo sufrimiento a los países en vías de desarrollo" cuando "la búsqueda común de modernización de China y África, traerá una ola de progreso para todo el "Sur global". Visión sin duda caricaturesca, pero que funciona en un medio ambiente internacional en el cual se está poniendo en tela de juicio el sistema de seguridad y gobernabilidad que surgió de la Segunda Guerra Mundial.
La nueva confrontación surge entre Occidente y el Sur-global. Ningún continente se le escapa y África, con sus recursos naturales enormes, una demanda creciente por el aumento de población a pesar de las profundas desigualdades, se vuelve estratégica.
Desde más de 20 años, nuevos países han vuelto socios, además de China. Turquía es uno de ellos tanto como Rusia y, con ella, varios países del Medio Oriente. Un revelador institucional del cambio apareció desde un decenio, a través de las cumbres de los jefes de Estado.
Francia tanto como Gran Bretaña fueron, hasta los años 2000, los países que organizaban, de manera alternativa con sus interlocutores africanos, estos momentos estratégicos, en términos de coordinación, seguimiento o evolución en apoyos que fuesen políticos, económicos, apoyo al desarrollo. Con el paso de los años, se entiende menos la lógica mientras se reforzaban las críticas: "neo-colonialismo", o en el mejor de los casos, "proteccionismo". La pérdida de legitimidad a pesar, por ejemplo, de la realidad geográfica.
Siendo África la "frontera sur" de Europa, ofrecio una nueva "oferta" internacional acompañada de un discurso de "liberación" de un enlace tradicional aunque renovado desde las independencias de los años 1950-1960.
Se concluyó desde hace pocos años, en varias partes del continente, con China, tal como en Argelia, Angola, partes de África del Occidental y Central. El "cuerno de África" se ha vuelto muy importante, abriendo la ruta.
Rusia reforzó sus posiciones en términos de seguridad, sobre todo en la franja del Sahara. Nuevos esquemas que han favorecido el retiro de Francia de una parte del Sahara, donde luchaba, con sus aliados regionales, contra los grupos islamistas.
Por parte, Rusia apareció como un nuevo socio de seguridad en los países confrontados a la presión islamista: Malí, Niger, Burkina Faso, partiendo de la República Centroafricana.
China lleva desde hace varios años una estrategia de influencia a través de sus inversiones y préstamos: edificios institucionales, estadios, carreteras, infraestructuras en favor de la movilidad urbana; el esquema de intercambios se amplió con el pasar de los años, aunque la época del covid fue depresiva. Relaciones comerciales, reconocimiento del "principio de una sola China", aproximación en términos de seguridad, tantas opciones que refuerzan no solamente una relación bilateral sino también cierta visión del mundo en medio de tensiones internacionales.
Acuerdos
Xi Jinping prometió el jueves más de 50,700 millones de dólares en financiación para África en los próximos tres años, con la idea de profundizar la cooperación en infraestructuras y comercio con el continente, en su intervención en la mayor cumbre de Beijing desde la pandemia.
Al dirigirse a los líderes en la ceremonia inaugural del foro en el ornamentado Gran Salón del Pueblo de Beijing, el jueves por la mañana, Xi saludó los lazos con el continente como en su "mejor momento de la historia":
"China está dispuesta a profundizar la cooperación con los países africanos en materia de industria, agricultura, infraestructuras, comercio e inversión (…) En los próximos tres años, el gobierno chino está dispuesto a proporcionar apoyo financiero por valor de 360.000 millones de yuanes (50.700 millones de dólares)", dijo Xi.
Más de la mitad de esa cantidad será en forma de crédito, aseguró, con 11.000 millones de dólares "en diversos tipos de asistencia", así como 10.000 millones de dólares a través del fomento de la inversión de empresas chinas.
China, la segunda economía del mundo, es el mayor socio comercial de África y ha intentado explotar las enormes reservas de recursos naturales del continente, como cobre, oro, litio y minerales de tierras raras.
También prometió ayudar a "crear al menos un millón de puestos de trabajo en África".