Éste martes 8 de noviembre, se celebra en los Estados Unidos la elección de medio término. Es decir, los comicios donde se renueva el Congreso justo a la mitad del mandato presidencial. Los principales sondeos de opinión pública no ofrecen un panorama positivo para el actual presidente, Joe Biden, y para los demócratas. Por el contrario, apuntan a que los republicanos retomarán el control de ambas cámaras del congreso: la cámara de representantes y el Senado.
Para entender porque Biden y los demócratas están en una posición tan complicada es necesario entender el principal factor de preocupación de los estadounidenses: la economía.
La más reciente encuesta de ABC News junto al Washington Post reveló que el 80% de los estadounidenses considera la economía el principal problema de su país.
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Y no sólo eso. 43% de los encuestados reporta estar económicamente peor hoy que hace dos años. Y esa factura seguramente se la cobrarán a Biden, quien al ir a liderado un proceso de contención de los precios de combustibles y de los bienes básicos, pero no ha logrado entregar resultado suficientemente tranquilizadores a las familias estadounidenses.
Por el contrario, el 77% de los encuestados en ese medición sostuvo que es la inflación el principal problema económico de Estados Unidos.
Biden y el dilema migratorio
La migración es otro problema que preocupa al oficialismo estadounidense en estos momentos. Y es que en ambos bandos del espectro político se juzga con dureza a la gestión del presidente estadounidense y de su partido.
Los republicanos consideran que Biden ha sido demasiado laxo y ha permitido que se incremente la llegada de migrantes irregulares hacia la frontera sur del país. De hecho, los opositores del mandatario y especialmente los más cercanos a Donald Trump, culpan a Biden de los hechos de violencia que esporádicamente son causados por personas que emigraron y regularmente hacen los Estados Unidos.
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Pero en el bando demócrata también hay críticas por la gestión migratoria. El presidente Biden corrió sobre una plataforma de legalizar o regularizar a millones de migrantes. Sin embargo, a dos años de mandato no ha logrado concretar una política que dé solución permanente a estas personas, con lo que su gestión se ha visto insuficiente y poco efectiva.
Por donde quiera que se la vea, la administración Biden no ha logrado dar soluciones ni a los que quieren restringir la llegada de personas, ni a los que quieren regularizar el estatus de estas.
¿Qué podría jugarle a favor a los demócratas?
El 24 de junio de 2002, la Corte Suprema estadounidense, de mayoría abrumadoramente conservadora, revirtió el presidente judicial del caso Roe versus Wade que avalaba desde 1973 el aborto a nivel federal.
Al eliminar este presidente, se dejó en manos de los estados permitir leyes más restrictivas en cuanto a la interrupción del embarazo. Y muchos así lo hicieron. Con la eliminación de Roe v Wade, en muchos estados se dispararon prohibiciones automáticas no solo a interrumpir embarazos sino también a el acceso a ciertos métodos anticonceptivos.
En ese momento, el presidente Biden criticó duramente la decisión y afirmó que haría todo lo posible por defender el derecho del aborto para las mujeres estadounidenses. Además prometió que, de ganar mayoría legislativa, los demócratas codificarían el acceso el aborto como una ley federal.
Eso le trajo nuevas simpatías, especialmente entre mujeres jóvenes y grupos más progresistas que habían perdido la militancia hacia el partido demócrata. Sin embargo, desde el verano hasta este 8 de noviembre esa emoción parece verse disipado un poco y no luce capaz de contener el “avance rojo”, en referencia al color de los republicanos, que parece listo a retomar el control de ambas cámaras del congreso.