Los médicos atienden a los heridos en el estacionamiento de un hospital del suburbio sur de Beirut, un bastión del Hezbolá, y los habitantes acuden para donar sangre, tras la explosión de bíperes de miembros del movimiento proiraní libanés.
Cientos de explosiones simultáneas de estos dispositivos de mensajería estallaron en todo el país, en regiones que constituyen baluartes del Hezbolá, matando a 9 personas e hiriendo a casi 2.800, según fuentes oficiales libanesas.
«En mi vida había visto algo así», contó Musa, un residente de esa zona, que pidió ser identificado sólo por su nombre.
«Mi esposa y yo íbamos al médico y de repente algo explotó (…). Había gente tirada en el suelo, nadie sabía lo que estaba pasando», relató.
– Atendidos en un parking –
En un hospital de los suburbios del sur de Beirut, un corresponsal de la AFP vio heridos atendidos en un parking, sobre colchones colocados en el suelo y camillas cubiertas de sangre.
En otro hospital, un herido es atendido en un vehículo. En el lugar, un corresponsal de la AFP vio a un hombre herido en el rostro, el ojo y la mano, y otro en la cadera.
Imágenes de personas ensangrentadas, algunas de las cuales perdieron sus dedos, circulaban en las redes sociales.
Bajo tiendas instaladas rápidamente bajo un puente en el suburbio sur de Beirut, centenares de personas se congregaban para dar sangre, en medio de las sirenas de ambulancias.
Un testigo declaró a la AFP que vio a un miembro del Hezbolá que conocía recibir mensajes en su bíper, justo antes de que el aparato explotara.
En el barrio comercial de Hamra, decenas de personas se congregaron frente a la entrada de uno de los principales hospitales de la capital, en medio del ir y venir de las ambulancias.
En el exterior del servicio de urgencias del Centro Médico de la Universidad Americana de Beirut (AUBMC), hombres y mujeres, algunas con chadores negros, tratan de obtener noticias de los heridos en una atmósfera de caos.
– Gritos de furia –
Algunos lloran, otros expresan su furia. Una persona informa por teléfono a una persona que uno de sus familiares perdió una mano y está herido en la cadera.
Las sirenas sonaban en toda la ciudad cuando las ambulancias iban y venían de la Defensa civil o de la Cruz Roja libanesa, pero también de otros servicios de urgencia, incluidos los socorristas afiliados al movimiento Amal, aliado del Hezbolá.
Soldados y civiles trataban de facilitar el paso de los vehículos, mientras que rescatistas vestidos con chaquetas fluorescentes guiaban las ambulancias por las calles congestionadas de la capital.
En el sur de Líbano, un corresponsal de la AFP vio decenas de ambulancias circulando entre las ciudades de Tiro y Saida en ambos sentidos.
Un corresponsal de la AFP en el este de Líbano indicó que muchas personas resultaron heridas en incidentes similares en el valle de Beca.
El Hezbolá había pedido a sus miembros no utilizar teléfonos celulares para evitar cualquier tentativa de espionaje o interferencia israelí.