Wilfredo tiene un padecimiento en ambas piernas que no le permitió caminar con normalidad desde pequeño, ya que lo hace utilizando también sus dos manos. Pero eso no ha sido impedimento para que desde los 15 años le gustara domar caballos, bestias, mulas, y yeguas, ya sean “chúcaras o de corral”, aclaró. Will Toro, como es conocido entre los pobladores del cantón El Corozal, municipio de Santa Isabel Ishuatán, Sonsonate, siempre ha sido una persona luchadora que no se ha dejado vencer por las adversidades. Aunque cuando no tiene trabajo como “amansador”, se dedica a acarrear agua. Contó que su familia “descubrió” que no iba a caminar cuando tenía seis años. No sabe con exactitud el motivo porque no recuerda haber recibido atención médica, principalmente por lo difícil del acceso, en aquel entonces, hacia su humilde vivienda. Dicha dificultad se mantiene, ya que para llegar a su casa hay más de una hora de recorrido desde Sonsonate. Además se debe cruzar las riberas del río Acachapa, que es un afluente que cruza cerros y montañas de la cordillera de El Bálsamo. El caserío donde vive cuenta con energía eléctrica y agua potable; pero están “aislados” en el tema de las telecomunicaciones ya que no hay señal. Algunas personas caminan largas distancias para subir cerros para encontrar señal que les permita enviar un mensaje de texto o realizar llamadas telefónicas. Don Wilfredo quedó huérfano a los diez años, por lo que un familiar lo apoyó, enseñándole a realizar algunas tareas del campo. Su condición física no provocaba únicamente que las tareas se le dificultaran; sino que también burlas de otros trabajadores del área rural. “No fue fácil subirme por primera vez, me caí varias veces, los amigos se burlaban y otros me animaban. En ese momento era la única forma para que yo pudiera hacer algo en el campo”, recordó sobre las primeras ocasiones que logró montar un caballo. Su trabajo con animales consiste en amansarlos y educarlos, aunque más de una vez ha experimentado caídas desde estos. “Mientras tenga fuerzas en mis manos, me podré seguir subiendo a los caballos. A veces me preocupo cuando llegue a una edad donde ya no pueda dominar mi cuerpo y no haré uso de los caballos”, dijo el sonsonateco de 51 años.
MÁS SOBRE ESTE TEMA
KEYWORDS
Animales De Compañía Fotogalerías Historia Salvadoreña Historias Humanas Personas Con Discapacidad Sonsonate Transporte De Animales Ver Comentarios