Un vaso con la imagen de la virgen María al revés permanece sobre una tabla en el corredor de una vivienda que se está desmoronando poco a poco. En esta casa es donde inicia el génesis del éxodo que sufrieron los habitantes del caserío Cervano Ortiz, cantón Amayon de Panchimalco.
Foto EDH/Jonatan FunesEl 25 de mayo de 2021 la noticia de una supuesta masacre en el lugar se esparció como pólvora. Se decía que cinco pandilleros, dos soldados y un policía habían muerto en un enfrentamiento armado, pero la Fiscalía ni la PNC lo confirmaron.
Foto EDH/Jonatan FunesLas casas no tienen número, no tienen placas con el nombre de la familia, algunas tiene telarañas y otras cruces pintadas demostrando su devoción a la religión.
Foto EDH/Jonatan FunesLa víctima fue privada de libertad y luego asesinada por tener supuestamente vínculos con la pandilla contraria. El Diario de Hoy visitó nuevamente la comunidad y constato que de 34 familias que huyeron han regresaron seis, con el temor de que algo les suceda porque no tienen otro lugar para vivir.
Foto EDH/Jonatan FunesEn el caserío todavía se puede observar algunas casas de adobe casi por caerse, otras que ya no queda más que la señal que existieron. Lo que eran las veredas que llevaban a las viviendas ahora no es más que monte. Las casas que aún se mantienen en pie lucen a puerta cerrada, con cadenas y candados, para proteger lo que queda en su interior, nada.
Foto EDH/Jonatan FunesLa otra es por el difícil acceso a todo, a la salud, a la educación, al agua potable y a una fuente de empleo estable.
Foto EDH/Jonatan FunesUn habitante que prefirió el anonimato dice que hay razones de sobras para que las demás familias ya no regresen. La primera es por el temor que sienten por la presencia de pandillas, porque aunque haya presencia policial o se continúe con el régimen pandilleros en Panchimalco hay.
Foto EDH/Jonatan Funes“Por el mismo temor, la gente del campo es bien temerosa. Yo no le tengo miedo a las pandillas si me van a matar que me maten, además yo no le debo nada a nadie. Hay que aceptar la realidad”, expresó.
Foto EDH/Jonatan FunesAnte esta situación, el hombre ha solicitado en reiteradas ocasiones a la alcaldía de Panchimalco y la del Puerto de la Libertad, proyectos que beneficien al caserío para que las familias regresen, pero las peticiones no han resonado en ambas comunas. De hecho, se ha comprometido que si las municipalidades le donan los materiales para arreglar la calle principal, pondrá a disposición su tiempo para trabajar en el proyecto en beneficio de su comunidad pero la única respuesta que le han dado es que no cuentan con el Fondo para el Desarrollo Económico y Social de los Municipios (FODES).
Foto EDH/Jonatan FunesPara llegar a la comunidad se puede acceder por Panchimalco, aunque la calle es intransitable o por la calle que conduce del Puerto de la Libertad a Cangrejera. En el lugar no hay transporte público, los que hacen viajes en pick-up se la juegan a ser multados por la PNC y en peores de los casos detenidos por no contar con permisos del Viceministerio de Transporte.
Foto EDH/Jonatan FunesDos mujeres ocupan el agua del río que pasa por la calle hacia el cantón Amayon, Panchimalco para lavar ropa. Esta agua es utilizada para los quehaceres a falta de agua potable.
Foto EDH/Jonatan FunesHoras más tardes, en las entrañas del lugar, se confirmó que lo que realmente estaba ocurriendo era que las familias huían aterrados y ante la mirada de policías y soldados que llegaron para a dar protección por la sentencia que la pandilla había puesto de seguir en la comunidad. Ese día todos huyeron.
Foto EDH/Jonatan FunesSe confirmó por algunos pobladores que la pandilla los había amenazado por la muerte de un supuesto joven que llegó a vivir al caserío cinco años atrás, en la vivienda donde permanece el vaso con la imagen de la virgen.
Foto EDH/Jonatan FunesEl único lugar para bañarse es un pozo donde se extrae agua a través de una bomba. Acá se bañan los pobladores que han regresado y los policías.
Foto EDH/Jonatan FunesUn televisor fue dejado en el terreno donde permanece una vivienda a puerta cerrada.
Foto EDH/Jonatan FunesDetalle de la cabeza de una muñeca en el terreno de una casa que fue destruida por completo.
Foto EDH/Jonatan FunesDos niños acomodan a muñeca, una yegua de dos años, sobre el puente Tihuapa, que llevan a pastar y tomar agua del río.
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