Linda Gómez, de 35 años, trata de imaginar cómo se facilitaría su vida y la de sus cuatro hijos si tan solo la vivienda donde habita contara con los servicios básicos. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Los hijos de Linda tienen edades que oscilan entre solo meses de nacidos y los 16 años. Destaca entre ellos Gabriela, de 9, quien tiene hidrocefalia. Ella vive en la lotificación San Cayetano, municipio de El Paisnal, al norte de San Salvador. En esa lotificación viven más de 228 personas (80 familias). Foto EDH/ Jessica Orellana 
Ella vive en la lotificación San Cayetano, municipio de El Paisnal, al norte de San Salvador. En esa lotificación viven más de 228 personas (80 familias). Foto EDH/ Jessica Orellana 
Vivir allí parece todo un reto y cada quien se las ingenia para lograr sobreponerse a esas condiciones, es más, los vecinos hasta deben aprovechar al máximo cada recurso natural disponible. Foto EDH/ Jessica Orellana 
“Se debe aprovechar la luz del día y hacer todo temprano, antes de oscurecer, como no tenemos electricidad… en la noche nos alumbramos con candelas, pero es peligroso, cualquiera se duerme y comienza un incendio”, explica Linda. Foto EDH/ Jessica Orellana 
La casa de ella es grande y está construida de lámina, madera y alguno que otro material reciclado. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Un juego de ventiladores permanece en el rincón de la sencilla estructura, esos están llenos de polvo y telarañas. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Afuera, en el patio, la propiedad tiene pequeños corrales para la crianza de aves como patos y gallinas. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Dice que han sido múltiples las veces que su comunidad ha pedido los proyectos más básicos a la municipalidad, pero no hay repuesta. “Es que cuando uno es pobre nadie lo escucha”, enfatiza la joven mujer. Foto EDH/ Jessica Orellana 
“Si tuviéramos electricidad hasta licuar frijoles para dar de comer a los niños se facilitaría, eso aquí se debe hacer a mano. También podríamos almacenar comida en refrigeradora, y no ir comprando lo del día”, añade Linda. Foto EDH/ Jessica Orellana 
“El agua que usamos viene de un pozo comunitario, pero no es para beber, esa se compra aparte, viene un señor que trae los fardos de bolsas; si no, hay que ir a la tienda”, comenta Linda. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Linda sonríe al hablar de que el mayor de sus hijos ya recibió la computadora del Gobierno; ella trata de no opinar, y se limita a decir que él “va a donde un compañero para poder cargarla y hacer sus tareas”. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Los esposos Manuel y Rosa también viven en la lotificación San Cayetano. Él se dedica a la venta de dulces en buses y ella al comercio de cosméticos por catálogo. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Al igual que Linda, la pareja habita entre lámina y madera. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Manuel con orgullo comenta que ellos durante la noche se alumbran con una lámpara, con un pequeño panel solar, que compró en San Salvador, y que le costó 10 dólares. Foto EDH/ Jessica Orellana 
En ese momento el aparato, que funciona a base de energía solar, está sobre el techo de la casa; Manuel no duda en colocar una silla, lo baja y muestra cómo funciona. Foto EDH/ Jessica Orellana 
El ánimo de Manuel se desinfla al hablar sobre los intentos que han hecho para lograr la electricidad en su casa, a pesar que a una calle, las casas sí cuentan con el servicio. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Algunos pobladores comentan sobre lo difícil que resultó adaptarse a vivir en ese lugar, pues donde habitaban antes contaban con los servicios básicos. Foto EDH/ Jessica Orellana 
Por la inexistencia de energía eléctrica, si ella necesita estar comunicada debe pagar 5 dólares al mes por la carga de su celular en una tienda cercana.Foto EDH/ Jessica Orellana
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