En El Salvador, los fondos relacionados a monitorear los efectos del cambio climático tuvieron una reducción. El Gobierno salvadoreño tiene en casi total abandono a las comunidades afectadas. Algunas iniciativas de organizaciones no gubernamentales han servido como "parches", pero sus esfuerzos aún son insuficientes.
Raquel Mendoza es líder comunitaria y miembro de la Unidad Ecológica Salvadoreña (Unes), organización con más de una década de trabajo territorial en Ahuachapán y que desarrolla el proyecto de resistencia climática en Garita Palmera. Foto EDH/ Jessica Orellana Las altas temperaturas, la sequía, la pobreza extrema o, a veces, las inundaciones golpean con más fuerza a 113 municipios que forman parte del Corredor Seco en El Salvador, Guatemala y Honduras. Los tres países tienen la posibilidad de ser beneficiarios del Fondo para Reparación de Pérdidas y Daños, un acuerdo alcanzado en la Cop27 de noviembre de 2022, pero hay desidia y están perdiendo la oportunidad de aplicar a ese financiamiento. Foto EDH/ Jessica Orellana En El Salvador, los fondos relacionados a monitorear los efectos del cambio climático tuvieron una reducción. El Gobierno salvadoreño tiene en casi total abandono a las comunidades afectadas. Algunas iniciativas de organizaciones no gubernamentales han servido como "parches", pero sus esfuerzos aún son insuficientes. En El Salvador, los fondos relacionados a monitorear los efectos del cambio climático tuvieron una reducción.Foto EDH/ Jessica Orellana Un grupo de 12 mujeres que en los últimos dos años recibió entrenamiento e insumos en un proyecto de resiliencia a la crisis climática. Desde 10 años atrás, las organizaciones y Gobiernos de la región, con fondos externos, han apostado a capacitar a residentes de algunas comunidades a aprovechar con astucia los pocos recursos, según se desprende del documento de la FAO. Foto EDH/ Jessica Orellana Los programas son pequeños paños de alivio en regiones con décadas de precariedad acumulada. Foto EDH/ Jessica Orellana El proyecto de resistencia climática les ha dado capacitación sobre huertos caseros, materiales para construirlos y tanques para cosechar aguas lluvias. Pero los fondos de apoyo están por finalizar. Foto EDH/ Jessica Orellana Zoila Chévez ha aprendido a lidiar con el clima y el suelo brutal de Garita Palmera. Foto EDH/ Jessica Orellana Los residentes del Corredor Seco temen los efectos de la sequía esperada entre julio y septiembre por el fenómeno de El Niño, que modifica las temperaturas en el Oceano Pacífico y modifica el clima en todo el mundo. Foto EDH/ Jessica Orellana El Salvador tiene 25 municipios potencialmente afectados por la sequía severa. Foto EDH/ Jessica Orellana Raquel Mendoza, una líder comunitaria, explica que han aprendido a lidiar con el clima y el suelo brutal de Garita Palmera. Orgullosa muestra, junto a otras compañeras, un banco de semillas. Foto EDH/ Jessica Orellana El rechazo a la dependencia de semillas preparadas es solo una de las medidas para paliar el cambio climático en comunidades vulnerables, y que forma parte del proyecto de la Unes en Garita Palmera.Foto EDH/ Jessica Orellana Han formado su propio banco de semillas nativas y han participado en un intercambio con otras comunidades. Mendoza asegura que ya no dependen de las semillas preparadas – de un solo uso y preparadas con agroquímicos – y han aprendido a hacer su propio abono orgánico. Foto EDH/ Jessica Orellana En Garita Palmera, El Salvador, las altas temperaturas no permiten variar los tipos de cultivos: solo siembran los aptos para crecer en una tierra ardiente. Foto EDH/ Jessica Orellana María Aguilar regó sus chiles, berenjenas, ayote y hierbas aromáticas. Admiró los cogollos de unas matas esa mañana del 1 de julio. Pero tres horas después de regarlos, mostró lo que quedaba: unos tronquitos verdes, cercenados a ras de tierra. Un grupo de iguanas de buen apetito se comió en segundos el trabajo de tres meses o más, en el cantón Garita Palmera, Ahuachapán, El Salvador. Foto EDH/ Jessica Orellana Tanto Honduras como Guatemala tienen direcciones de cambio climático dentro de los ministerios de medio ambiente. El Salvador únicamente tiene una unidad de cambio climático que depende de la Dirección General de Ecosistemas y Biodiversidad, que consta de otras siete unidades y todas juntas comparten un presupuesto de $1.6 millones para 2023. Foto EDH/ Jessica Orellana Benigno Gómez tiene más de una década de ser activista ambiental y es uno de los responsables de monitorear el manglar del área protegida de El Aguacate. Foto EDH/ Jessica Orellana Los efectos negativos del abandono, o la negligencia en estas comunidades los ha experimentado de primera mano Benigno Gómez, en Garita Palmera, en el municipio de San Francisco Menéndez, Ahuachapán, en El Salvador. Foto EDH/ Jessica Orellana Según él, luego de enfrentarse a un megaproductor de caña de azúcar, que desvió el río El Aguacate, ni el afluente, ni el manglar volvieron a ser los mismos, pese a que a través de la organización comunitaria lograron revertir y restablecer el cauce. Foto EDH/ Jessica Orellana
CRÉDITOS: Esta investigación fue realizada gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR) liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR). Edición: Daniel Lizárraga, Jessica Ávalos, Investigación y escritura: Suchit Chávez, Fotografía: Jessica Orellana Video: Jessica Orellana, Marvin Romero, John Galeano Edición de video: Marvin Romero Ilustraciones y concepto gráfico: Mariana Matal, diseño editorial: Edgardo Mendoza