Los habitantes del cinturón más árido de Centroamérica tienen que exprimir los pocos recursos que reciben de la naturaleza y del Estado para poder sobrevivir.
Israel Ramírez, de la aldea La Ceiba Talquezal en Jocotán es uno de los tantos afectados por el cambio climático. Sequía, lluvias extremas, pobreza crónica y hambre son las condiciones cotidianas a las que se enfrentan día con día. Foto EDH/ Jessica Orellana Los habitantes de las comunidades rurales del municipio de Jocotán en Chiquimula, Guatemala, viven en territorios con problemas de accesibilidad. Foto EDH/ Jessica Orellana Raúl García, en la aldea La Mina de Jocotán, en Chiquimula, Guatemala, ha rellenado de urea al pie de cada mata de milpa con la esperanza de que crezcan. Ya perdió la primera cosecha después de 22 días seguidos sin lluvia. Su primer cultivo, al que llama huatal, se achicharró al sol. Foto EDH/ Jessica Orellana La comunidad de Martín podrían ser de los cientos de lugares beneficiados con el Fondo de Pérdidas y Daños, acordado en la 27 Conferencia de las Partes (Cop27) de Naciones Unidas sobre cambio climático, organismo creado en los noventa para alcanzar acuerdos mundiales para esta problemática. Pero el tema no es prioridad en ninguno de los tres países del triángulo norte. Foto EDH/ Jessica Orellana Quienes habitan los territorios tienen que arrancarle las cosechas a una tierra marchita a fuerza de fertilizante y creatividad. Foto EDH/ Jessica Orellana Y mientras esperan por alguna acción, los residentes del Corredor Seco viven bajo el temor de los efectos de la sequía esperada por el fenómeno del Niño. Hay cosechas que ya están totalmente perdidas. Foto EDH/ Jessica Orellana Pedro Gutiérrez es un campesino de la aldea La Ceiba Talquezal, en Guatemala, y es uno de los tantos afectados por el fenómeno del niño. Foto EDH/ Jessica Orellana Algunas de las aldeas de Jocotán, en Guatemala, tiene la calle terrosa y en mal estado carecen de agua potable, electricidad y, casi siempre, de comida.Foto EDH/ Jessica Orellana La falta del recurso hídrico agudiza los problemas. Foto EDH/ Jessica Orellana Eluvina comenta que su dieta diaria son tortillas y frijoles: desayuno, almuerzo y cena. El pollo es un lujo que puede permitirse, si hay posibilidades, una o dos veces al mes. Foto EDH/ Jessica Orellana Eluvina Marcos llevó a su hija, Jemili Martínez, de dos años de edad, al puesto de salud de la comunidad La Mina, el 26 de julio pasado. La niña tiene un bajo peso leve, le dijo la promotora de salud, Emilda Martínez. Cada tres meses, Jemili es subida en una especie de arnés para pesarla y controlar los niveles de desnutrición. Foto EDH/ Jessica Orellana Eluvina dice que la niña, la menor de sus tres hijos, nació con bajo peso y tuvo que quedar varios días ingresada en el hospital después de nacer. Dos años después, su problema persiste. Foto EDH/ Jessica Orellana Las calles en mal estado que no han sido reparadas son una de las deudas con las comunidades en el Corredor Seco. Foto EDH/ Jessica Orellana Pese a las condiciones climáticas sus pobladores continúan su vida. Los niños improvisaron en un espacio de tierra una cancha para jugar fútbol y divertirse. Foto EDH/ Jessica Orellana En la aldea La Ceiba Talquezal, Agustina Gutiérrez vive en una vivienda que no supera los 5 por 5 metros. Vive ella y 8 miembros más de su familia. El piso es de tierra y su dieta se basa en frijoles y tortillas de maíz. Su hijo mayor, Marcos, ya no habita con ella; pero su casa está a unos 6 metros de distancia. Marcos perdió a una bebé de dos años hace dos años. Por desnutrición. Foto EDH/ Jessica Orellana Muchos de los agricultores pierden las esperanzas tras el impacto económico que generan las perdidas. Foto EDH/ Jessica Orellana Especialistas aseguran que estas comunidades podrían mejorar su calidad de vida, pero son necesarios compromisos políticos con ellas, capacidad de negociación, justicia climática y una institucionalidad fuerte. Foto EDH/ Jessica Orellana Marcos trabaja como jornalero, pero asegura que en Jocotán no hay quien lo contrate. Para conseguir unos pesos y suplir sus necesidades y de sus tres hijos tiene que viajar a Honduras, en algunas ocasiones, para trabajar en el campo. Tiene una pequeña siembra de arbolitos de café que le ayudan a amortiguar la falta de trabajo. Foto EDH/ Jessica Orellana Las comunidades del Corredor Seco de Honduras, Guatemala y El Salvador resisten en precariedad. Foto EDH/ Jessica Orellana La niñez es la más afectada en las comunidades donde los cambios climáticos limitan la alimentación. Foto EDH/ Jessica Orellana
CRÉDITOS: Esta investigación fue realizada gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR) liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR). Edición: Daniel Lizárraga, Jessica Ávalos, Investigación y escritura: Suchit Chávez, Fotografía: Jessica Orellana Video: Jessica Orellana, Marvin Romero, John Galeano Edición de video: Marvin Romero Ilustraciones y concepto gráfico: Mariana Matal, diseño editorial: Edgardo Mendoza