Cecilia Chiquillo Viuda de Cea tiene 104 años de edad. Es madre de cuatro hijos, abuela de 16 nietos y 13 bisnietos. Foto EDH/Jonatan Funes Cuando nació en San Pablo Tacachico, el 20 de noviembre de 1918, habían pasado 9 días del final de la Primera Guerra Mundial y Carlos Meléndez era el presidente de El Salvador en su segundo mandato como parte de la dinastía familiar Meléndez Quiñonez, la cual duró desde 1913 hasta 1931. Foto EDH/Jonatan Funes / Cortesía El país tenía una población de aproximadamente un millón de habitantes.
Foto EDH/Jonatan FunesEl año de la boda de Cecilia, la Segunda Guerra Mundial acababa de terminar. Ese evento tuvo consecuencias profundas en la economía salvadoreña, porque no había importación de productos norteamericanos, como piezas de repuesto para máquinas, porque Estados Unidos volcó toda su industria a la fabricación de armas y equipo para la guerra. Foto EDH/Jonatan Funes En 1946, esta mujer, originaria del cantón La Hacienda de San Pablo Tacachico y que ha vivido bajo 34 presidencias de El Salvador se casó con Antonio Humberto Cea. Se instalaron en las afueras de Quezaltepeque, en el caserío El Cerrito, Cantón San Francisco, La Libertad, donde todavía vive con sus dos hijas; una de ellas es Marina de Cea, quien tiene 70 años y ya está jubilada. Foto EDH/Jonatan Funes Cecilia tiene recuerdos de la masacre de indígenas de 1932 dirigida por Martínez. Su padre la había llevado a pescar al río Lempa, a la altura de Aguilares, y vio mucha tropa cruzando el río.
Foto EDH/Jonatan FunesA Cecilia le gusta permanecer en una silla de mimbre. Su vista es vivaz, su pelo pintado de canas y su piel es el reflejo de los años que ha vivido.
Foto EDH/Jonatan Funes“Estaba cipotona cuando era ese presidente y hubo una gran matazón por allá. Nosotros andábamos por el río Lempa con mi papá porque fue en Semana Santa, porque íbamos a pescar, cuando vimos que venían pasando el montón de soldados y toda la gente estaba asustada”, relata.
Foto EDH/Jonatan FunesUno de los recuerdos más antiguos y claros que tiene Cecilia es de cuando tenía diez años, en 1928, y caminaba descalza con un canasto en la cabeza para ir a dejarle almuerzo a su padre, Simón Marroquín Chiquillo, que trabajaba en unos cafetales.
Foto EDH/Jonatan FunesEse año era presidente Maximiliano Hernández Martínez, quien bajo sus creencias transmitía en la radio programas en los cuales, por ejemplo, recomendaba que caminar descalzo era beneficioso, porque así las personas recibían del suelo las “energías” de la tierra.
Foto EDH/Jonatan FunesResponde sin vacilar cuando se le pregunta sobre su pasado, aunque no recuerda todo, solo detalles puntuales y lo más reciente se le queda en el olvido. Hay que acercársele al oído y hablar con voz fuerte para que pueda escuchar.
Foto EDH/Jonatan FunesFuneral de Antonio Humberto Chiquillo, hijo de Cecilia. Murió en 1992 cuando tenía 50 años.
Foto EDH/Jonatan Funes“Cuando estaba grande ya quería zapatos y me los compraron. Iba al pueblo con ellos”, menciona.
No era nada raro que los niños de la época anduvieran descalzos, cuando el calzado se hacía a mano y por lo tanto era caro para la mayoría de salvadoreños.
Foto EDH/Jonatan FunesCuando Cecilia inició su adolescencia, y también la terminó, ocurrió la Gran Depresión, que fue una crisis financiera mundial que se prolongó casi por diez años y afectó la economía mundial con efectos devastadores también para El Salvador.
Foto EDH/Jonatan FunesTambién fue el año en que en el Diario Oficial reportó la llegada al país de la pandemia de la Gripe Española que mató a más de 40 millones de personas alrededor del planeta y en septiembre de ese año alrededor de 25 personas morían a diario solo en San Salvador.
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