"Brasil sin carnaval no es Brasil", comentó Latino Suárez, de 45 años, a la agencia AFP. “Fueron dos años de mucha oscuridad en el mundo, cada uno mirando para sí mismo". Esta noche "tenemos la posibilidad de mostrar que somos felices incluso con todos los problemas", agregó el asistente a la primera noche de celebración del famoso Carnaval de Río de Janeiro.
Sin duda, la celebración enterró el pasado viernes dos años oscuros de covid con un estallido de euforia que hizo retumbar los emblemáticos Sambódromos de Sao Paulo y Río de Janeiro, convertidos de nuevo en meca de la samba y de la fantasía con mayúsculas.
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Unas 70.000 personas acompañaron vibrando las deslumbrantes carrozas y los ejércitos de bailarines que menearon sus cuerpos y cantaron a todo pulmón en un recinto a cielo abierto, el mismo que sirvió de centro de vacunación durante la pandemia.
Princesas con plumas y alas, reyes y reinas con coronas giratorias, flores y soles andantes de colores tan vivos que iluminaban la noche, fueron parte de la primera jornada que durará todo el fin de semana.