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Ahuachapán: Los 5 hechos que originaron la fiesta de los farolitos

Este 7 de septiembre Ahuachapán celebra una de las fiestas más esperadas del año. Conoce sobre los momentos que dieron origen a esta celebración.

Por Cristian Díaz - Xiomara Alfaro | Sep 06, 2022- 11:26

Un cálido e iluminado recorrido viven los miles de turistas cada año en el Festival de los Farolitos en Ahuachapán Foto Archivo EDH / yessica hompanera

Después de dos años suspendida de manera presencial, la tradicional celebración de Los Farolitos volverá a iluminar las calles en el departamento de Ahuachapán. Este año tanto habitantes como la empresa privada y la municipalidad se han preparado para decorar las principales calles y avenidas de la ciudad.

Los Farolitos, una fiesta que conmemora la víspera del nacimiento de la Virgen María, es de las más esperadas en el año. Turistas extranjeros y nacionales llegan de todas partes para disfrutar de esta festividad. El año pasado debido a la pandemia se celebró de manera virtual.

Alrededor de 500 miembros entre policías, soldados y del Cuerpo de Agentes Municipales estarán a cargo de la seguridad. Se ha implementado además un circuito vehicular de aproximadamente 28 calles al rededor de la cabecera departamental en las que estará restringido el paso a los automóviles.

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Originaria del municipio de Ahuachapán, en Ahuachapán, Patricia de Recinos desde siempre ha participado en la tradición de colocar y prender farolitos en el festival que cada año se realiza. Expresa con emoción que lo valioso de esta festividad es el empeño que cada persona del lugar pone en la creación de las estructuras, es decir de los faroles; pero además, y lo que le llena de fervor es el significado que representa esta tradición en honor a la virgen niña. Foto Archivo / EDH

Los ahuachapanecos están listos para este 7 de septiembre cundo se espera la visita de miles de personas. Pero, ¿Cuál es el origen de esta celebración?. La historia narra varios momentos donde se presume que nació, aunque la más aceptada es la religiosa.

Un estudio de la Casa de la Cultura de Ahuachapán publicado en 2002 menciona diferentes momentos que influyeron en el inicio de esta festividad, conozca cuáles son:

Estos los cinco momentos que dieron paso a su origen:
1. Un terremoto ocurrido en 1850

En el año de 1850 habría ocurrido un terremoto que afectó a varias zonas del país. Los pobladores por temor a que ocurrieran más temblores, salieron a dormir a las calles, teniendo que alumbrarse con candiles, rajitas de ocote y candelas, ante la falta de energía eléctrica en ese entonces.

El libro Ahuachapán, ciudad y memoria, que se encuentra en la Biblioteca Pública Alfredo Espino, consigna que el 24 de febrero de 1896, por acuerdo legislativo, la alcaldía de Ahuachapán celebró un contrato con una empresa de Estados Unidos para que instalara y explotara el alumbrado eléctrico en la ciudad.

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En ese entonces, colocaron cuarenta globos o focos de luz eléctrica. Cuando ocurrió el terremoto, los ahuachapanecos no contaban con otra forma para iluminarse en las calles.

Los lugareños imploraron la protección de la Virgen María, prometiendo que por coincidir la fecha del terremoto con la víspera de su nacimiento, harían una celebración en su honor cada 7 de septiembre. Para ello iban a iluminar los exteriores de su vivienda con los medios existentes.

Cada 7 de septiembre se celebra el Día de los farolitos en Ahuachapán.

2. Se originó en Guatemala

El estudio de la dependencia gubernamental consigna, además, que la devoción podría haber nacido porque Ahuachapán pertenecía a Guatemala, donde su patrona es la Virgen María.

Otro dato señala que en tiempo de la colonia, la ciudad recibía el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán.

Sin precisar año, establece que los farolitos tuvieron su origen cuando se ofrecían rezos a la Virgen; pero que al no existir energía eléctrica se celebraban en los patios de las casas.

Las personas iluminaban los cercos, probablemente, por temor a que las casas, que eran de paja, se incendiaran.

Probablemente fue ese instante que inició la tradición de iluminar con faroles. En un inicio eran amarradas rajitas de ocote a las ramas de los árboles que conformaban los cercos.

Luego se utilizaron candiles de carburo y velas de cera; pero cuando los cercos en las viviendas comenzaron a desaparecer, las familias sembraban ramas en las calles empedradas. Estas eran adornadas con pencas de izote.

Ahuachapán desarrollará el Día de los Farolitos de forma diferente ante el COVID-19. Foto: Cristian Díaz

3. La costumbre era poner siete faroles

Antiguamente las familias no colocaban muchos farolitos en sus casas, tal como ocurre a la fecha, donde llegan a formar complejas estructuras.

En aquel entonces, las personas sólo ponían siete en las fachadas de sus casas o en las ramas incrustadas en las calles, simbolizando la fecha previo del nacimiento de la Virgen María.

Los farolitos llegaron a elaborarse con ramas de pascua blanca y luego evolucionaron a las estructuras de vara de carrizo, que dan paso a los que se conocen actualmente.

La creatividad de las personas fue tal que en el barrio San José, una familia elaboraba farolitos de frutas como naranjas, piña, melones y sandías.

A estas le extraían la pulpa y les hacían agujeros para convertirlas en llamativos farolitos.

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Otra de las evoluciones que tuvo la elaboración de estas estructuras está que antiguamente se forraban con papel china; sin embargo, a la fecha se hace con papel celofán debido a que sus colores son más llamativos.

4. Ahuachapanecos al rescate de su tradición

La celebración de los farolitos no siempre fue tan popular como lo es actualmente e, incluso, hubo años que estuvo a punto de desaparecer porque la Iglesia Católica comenzó a perder miembros.

Los jóvenes también salían a las calles para destruirlos, lanzándoles objetos con hondillas, por lo que muchas familias dejaron de adornar las fachadas de sus casas.

En 1989, la Casa de la Cultura inició reuniones con las fuerzas vivas de la ciudad para retomar la tradición e incentivar a que nuevamente se adornaran las casas y las calles.

En ese mismo año fue realizada la primera celebración del Día de los Farolitos, que incluyó una procesión y algunas escuelas apoyaron haciendo arreglos y sacando sus bandas musicales para entretener a las personas.

Las puertas de las parroquias fueron abiertas durante la actividad y particulares instalaron ventas de comida típica.
Ese año se considera el inicio de la celebración tal como se realiza actualmente.

5. Patrimonio cultural inmaterial de El Salvador

La Casa de la Cultura realizó en 1990 el primer concurso de farolitos, que se mantiene vigente, como parte del rescate de esta tradición.

La Asamblea Legislativa decretó en agosto de 2014, el Día de los Farolitos como Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador, ante la aceptación que tuvo la celebración en el municipio de Ahuachapán.

Atiquizaya, Tacuba, Concepción de Ataco, Salcoatitán, y Apaneca, también celebran el día de los farolitos; sin embargo, ninguno de estos recibió la declaratoria que tuvo Ahuachapán.

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