El dicasterio (ministerio) de Comunicación del Vaticano lanzó un documento en el que analiza el uso de las redes sociales y se dan las pautas para un buen uso de las mismas por parte de los cristianos: "Mejor guardar silencio que alimentar las discusiones".
En el documento firmado por el prefecto, el periodista Paolo Ruffini, se explica que, ante la solicitud de muchos cristianos, se trata de una "inspiración" para el uso de las redes sociales.
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"No se propone ser una guía precisa para el ministerio pastoral en esta área. Lo que se espera, en cambio, es que promueva una reflexión común sobre nuestras experiencias digitales, animando a las personas y a las comunidades a adoptar un enfoque constructivo y creativo que fomente una cultura de amor al prójimo", se lee en el documento publicado hoy.
Una de las partes está dedicada a los peligros de las redes sociales, como "acabar aislados en burbujas" creadas por los filtros y recibir siempre la misma información o, por otra parte, estar "sobrecargados de estímulos y datos".
El vademécum anima a los cristianos a "tomarse en serio su influencia" y ser "pequeños influencer" pues "cada cristiano debe ser consciente de su propia influencia potencial, independientemente del número de personas que le sigan".
"Las redes sociales pueden convertirse en una oportunidad para compartir historias y experiencias de belleza o de sufrimiento que están físicamente lejos de nosotros. De este modo, podemos rezar juntos y buscar juntos el bien, redescubriendo lo que nos une. Ser activos significa participar en proyectos que inciden en la vida cotidiana de las personas", se aconseja.
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El "ministerio" de Comunicación del Vaticano también pide a los cristianos que en los debates de las redes sociales sean "reflexivos, no reactivos".
"Por lo tanto, todos debemos tener cuidado para no caer en las trampas digitales que se esconden en contenidos diseñados expresamente para sembrar el conflicto entre los usuarios provocando indignación o reacciones emocionales", señalan.
Y agrega: "Debemos estar atentos a no publicar y compartir contenidos que puedan causar malentendidos, exacerbar la división, incitar al conflicto y ahondar los prejuicios. Por desgracia, la tendencia a dejarse llevar en las discusiones acaloradas y a veces irrespetuosas es común en las interacciones en línea".
"Todos podemos caer en la tentación de buscar la 'paja en el ojo' de nuestros hermanos y hermanas lanzando acusaciones públicas en las redes sociales, fomentando divisiones en la comunidad eclesial o discutiendo sobre quién es el más grande entre nosotros, como hicieron los primeros discípulos", añade el documento.
Y considera que este problema "es especialmente preocupante cuando procede de los líderes de la Iglesia: obispos, pastores y destacados líderes laicos" pues "estos no sólo causan división en la comunidad, sino que también autorizan y legitiman a otros a promover un tipo de comunicación similar".
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Por ello ante "los haters", los odiadores de las redes sociales, el Vaticano aconseja "que la mejor línea de acción es no reaccionar o reaccionar con el silencio para no dignificar esta falsa dinámica. Se puede afirmar con seguridad que este tipo de dinámica no ayuda; al contrario, causa un gran daño. Así pues, los cristianos están llamados a mostrar otro camino".
También se observa a los cristianos que no están presentes en las redes sociales para “vender un producto”. "Por eso, todo cristiano debe procurar no hacer proselitismo, sino dar testimonio", añade.