Hablar de Salvador Castellanos es referirse a más de cuatro décadas de trayectoria periodística, a un rostro familiar para los televidentes y a un legado muy importante para los medios de comunicación salvadoreños.
A raíz de haber anunciado su retiro de la conducción, elsalvador.com entrevistó a Castellanos, de 60 años, quien tras sobrevivir al covid y experimentar radicales momentos en este 2022, ha decidido emprender un nuevo rumbo cargado de actividades que le darán muchas satisfacciones.
¿Cuándo y cómo fue que Salvador Castellanos sintió la "cosquillita" por los medios de comunicación?
Yo siempre, desde que era un niño, fui platicón, inquieto, me gustaba conversar con los adultos que llegaban a la casa o que me encontraba en reuniones familiares. Era muy destacado en la lectura, en el colegio no era muy dedicado a las matemáticas y otras materias así, pero siempre fui de dieces en lectura. También fui un niño afectado por el asma, entonces pasaba mucho tiempo en cama en mi niñez y preadolescencia, entonces leía mucho, me leí todas las enciclopedias que habían en mi casa, los libros, entonces como que me fui formando y me fue naciendo ese gusto por conocer temas, lugares, personas, situaciones.
(…) Desde mis 8, 9 años, recuerdo que me encantaba ver shows en la TV, en aquella televisión blanco y negro de los años 60, principios de los 70. Shows como los de Tom Jones y otros, yo decía que algún día me gustaría ser alguien que esté en un escenario, alguien que cante, baile, pero realmente eran sueños imposibles en El Salvador de esa época. Cuando se lo mencionaba a mis padres, pues les ocasionaba algunas risitas nada más, pero creo que desde esa época ya la 'cosquilla' venía conmigo. Tiempito después, tal vez de unos 12 o 13 años, tuve la oportunidad de asistir a la grabación de un programa televisivo, y entrar al estudio, sentir el frío del aire acondicionado, las cámaras, aquellas personas que con audífonos hablaban casi en secreto por unos intercomunicadores, las órdenes del director, los talentos, yo sentí realmente que esa era como mi casa y que realmente un día iba a trabajar en TV.
Años después se dio mi primer contacto con una radio, Radio Vanguardia, de pura casualidad, porque el propietario le cedió un espacio los domingos a su sobrino con tal que se ocupara de algo, pero el sobrino realmente no tenía la vocación de locutor. Éramos amigos. Yo ya había mencionado que me gustaba la radio y me dijo 'bueno, hacé tú el programa', ahí me lancé y me enamoré de la radio (…) para hacer corta la historia, terminé siendo uno de los talentos, de los presentadores, del programa "Gente joven" de Televisión Educativa. Luego la guerra arreció y vino la oportunidad de trabajar para el noticiero del Estado, Tele 10; Canal 12, Noticiero "Al día", Telemundo, Univisión, CNN, Canal 21… en fin, ya toda esta trayectoria que ha llegado pues a 42 años.
¿Cuál, a su parecer, es la mayor diferencia entre el periodismo de hace un par de décadas con el actual?
Creo que los mayores cambios se comenzaron a dar no hace dos décadas, si no probablemente tres décadas. El advenimiento de la tecnología digital, el traslado, la evolución de lo lineal, a lo no lineal, desde lo análogo a lo digital, el internet y pues toda la evolución acelerada que trae de las tecnologías de la comunicación pues marcaron sin duda un hito en el periodismo que marcó pues un antes y un después. Nuestro periodismo de los años 80 no contaba con los recursos de los que se dispone hoy en día, las notas las escribíamos en una máquina de escribir, con papel carbón (risas), no teníamos teléfonos celulares, ni siquiera los Bipers se habían desarrollado, así que era un periodismo muy artesanal, de caminar, de cargar equipos pesados, de investigar, de hacer llamadas telefónicas en teléfonos fijos (…) una época realmente hermosa en la que aprendimos mucho, en la que teníamos que hacer uso de toda nuestra creatividad e inventiva para cubrir las informaciones, para llegar rápido a la estación, para procesar los materiales, hablo de las épocas de los teletipos, en la que no teníamos toda esta cantidad enorme de recursos. No quiero comparar las calidades del periodismo que se hacía entonces y ahora, pues obviamente en la actualidad tienen mucha calidad, es muy moderno, es más inquisitivo, podríamos hablar por horas de lo que en ese contexto significa.
¿Cuál ha sido el hecho que más lo ha conmovido durante su trayectoria?
Esa es una pregunta que me la han hecho muchas veces, definitivamente el cúmulo de experiencias son lo que lo marcan a uno, pero si debiéramos citar un hecho en particular: creo que siendo yo un reportero muy joven todavía en el noticiero del Estado, no había llegado ni siquiera a mis 23 o 24 años, estábamos en la Puerta del Diablo dándole cobertura a la recuperación de un cadáver, que ya tenía pues varios días de estar como en una barranca en un desfiladero y los cuerpos de socorro lo estaban recuperando. Acudió una mujer de humilde aspecto (…) reconoció a su hijo y la escena más dura para mí personalmente fue cuando los cuerpos de socorro se habían retirado, los periodistas ya nos estábamos retirando y en la inmensidad de aquel lugar, la única imagen que quedó fue la de una madre arrodillada, llorando al hijo que había muerto y esa imagen siempre me marcó mucho. Me mostró la crudeza de la guerra, la futilidad de matarse entre hermanos… pero también hoy en día la suma de todas las experiencias, de todos los eventos cubiertos, sean estos terremotos, inundaciones, deslizamientos, erupciones y pasando por todos los fenómenos sociales y políticos que nos ha tocado presenciar, documentar e informar al respecto, pues son los que van formando creo yo esa impresión que a uno le quedará por toda la vida en su mente y corazón.
¿El momento más difícil que ha vivido en su carrera?
Hay muchos, la verdad es que esta es una profesión en la que siempre hay riesgos, pero particularmente durante la ofensiva final de 1989, comencé a recibir amenazas a muerte que no eran tan preocupantes en ese momento porque ya las habíamos recibido en otras ocasiones, pero lo verdaderamente preocupante fue cuando personeros de una institución que sabían lo que estaba pasando realmente, se acercaron a mí y me dijeron que los indicios de un atentado contra mi persona o contra alguien de mi familia pues eran muy claros y que me recomendaban pues tomar mis precauciones. Incluso hubo un personero del entonces Comité Internacional para las Migraciones que me ofreció a mí y a mi familia sacarnos del país de manera inmediata, incluso nos dieron la oportunidad de irnos para Canadá o para Australia, pero tras una noche de mucho orar y de mucho pensar con mi esposa, decidimos seguir en el país. Obviamente salimos de casa por algún tiempo, estuvimos moviéndonos de lugar en lugar, pero al final pues no ocurrió nada, sin embargo pues la amenaza era bastante real y fue uno de los momentos más difíciles que nos ha tocado vivir.
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Salvador Castellanos es uno de los pocos periodistas salvadoreños que ha ganado premios internacionales, ¿cómo se siente al respecto?
Yo creo que lo importante es no permitir de que esos reconocimientos se suban a la cabeza, son sin duda un bonito gesto que nos dice que nuestro trabajo es apreciado, que tiene algún impacto y pues sin duda es un motivo de orgullo, un motivo de alegría, pero hay que ponerlo en la correcta perspectiva, nuestro trabajo es un trabajo de equipo, no solo el que pone la cara en la cámara es el que merece el crédito y el mérito, sino todo el equipo que está detrás de uno. Particularmente me enorgullecen los dos premios Emmy que gané en el año 1998, en la cobertura del huracán Mitch. Me enorgullece no solo por ganar dos premios tan prestigiosos, sino porque era la primera vez que la Academia de Televisión, Arte y Ciencias Cinematográficas le daba un premio Emmy a una cadena hispana de noticias, yo estaba en ese momento con la cadena Univisión y era la primera vez en la historia que una cadena hispana ganaba un Emmy, en este caso fueron dos. Pues ahí están mis Emmys, en una mesa recordándome esa época tan linda del periodismo y personalmente lo tengo como algo muy bonito, que me dio mucha satisfacción pero que no he permitido que se me suba a la cabeza.
De todos sus trabajos en los medios, ¿cuál ha sido el más ameno y satisfactorio?
Cada medio, cada trabajo, cada asignación, tiene lo propio, haber hecho radio por ejemplo, estar en una cabina conversando con naturalidad con las personas, la retroalimentación que permite la radio siempre me fascinó. Escribir en las páginas editoriales de El Diario de Hoy fue una linda experiencia también, y las distintas corresponsalías: "La voz de América", Telemundo, CNN, Univisión, CBS, en fin el ser corresponsal fue maravilloso. Mi paso por los medios nacionales, Televisión Educativa, Canal 8, 10, 12, 33, 21, cada espacio ha tenido lo suyo y me ha dado muchas satisfacciones. No obstante, creería yo que mi paso por Canal 12 y particularmente un espacio que yo conducía que se llamó "La comunidad al día" siempre me dio grandes satisfacciones porque era un espacio de servicio a la comunidad y pudimos hacer mucho, ayudar a personas enfermas, que estaban pasando por situaciones difíciles, resolver problemas comunitarios y la gente nunca dejó de mostrar su gratitud, su alegría, cuando nos veía en la calle, fue un espacio que siento que me permitió conectar mucho con la audiencia y que siempre recuerdo con mucho, muchísimo cariño.
De volver varios años atrás ¿volvería a escoger el periodismo?
Definitivamente sí, es una carrera que me ha permitido estar en lugares inimaginables, conocer y conversar con personas que nunca me imaginé. Me ha abierto la mente, el corazón, me ha aportado vivencias, experiencias, enseñanzas; he aprendido de tantos temas que ha sido para mí una escuela, una universidad de cuarenta y tantos años que me ha formado, me ha dado carácter, resistencia. En fin, ha sido una bendición el periodismo en mi vida y sobre todo me lo he gozado, he disfrutado las emociones, los momentos duros, las esperas, todo suma para realmente sentirme satisfecho, realizado. Sin duda volvería a ser periodista, una y mil veces.
¿De dónde viene su pasión por el surf?
Yo creo que esto viene de mi amor por la naturaleza, un amor que me fue inculcado por mis padres desde que yo era un niño, un bebé quizá de brazos. Visitábamos una propiedad rural de mi abuela e íbamos prácticamente todos los fines de semana a la playa El Tunco; crecí nadando en el estero de la playa El Tunco, bañándome en el mar con mi papá, amando la naturaleza, bañándome en los ríos, las pozas, caminando entre montañas, conociendo a la gente sencilla del campo y eso me dio un amor profundo por la gente, por el campo, por la naturaleza. Allá por 1969 o 1970, cuando vinieron los primeros surfistas al país, pues ver aquellas tablas extrañas y verlos deslizarse por las olas siempre quedó como grabado en mi mente. Por 1975, cuando tenía 13 años, tuve la oportunidad de tener mi primera tabla y me enamoré del deporte y hoy a mis 60 años, 47 años después, lo sigo practicando con avidez. Vivo en la playa, así que surfeo de tres a cuatro veces a la semana y es algo muy especial para mí. Un amigo mío decía que el mar es para los surfistas lo que el desierto era para los judíos, un lugar para encontrarse con Dios y para mí lo es, porque en el mar medito, admiro la creación, oro, me relajo, disfruto, así que para mí es una pasión.
Aparte de las noticias y el surf ¿hay otra afición que tenga?
Muchas cosas, yo soy una persona que le encanta la variedad, me gusta cambiar de actividades, aprender cosas nuevas, así que he hecho muchísimas cosas a lo largo de mi vida, soy un aventurero también, sin embargo me he enamorado del surf… también soy instructor de buceo, aunque hoy en día ya no lo estoy practicando porque tuve un neumotórax a raíz del covid y no he podido volver a bucear desde que enfermé, pero espero algún día volver a hacerlo. Soy pescador deportivo también, me encanta la pesca, el motociclismo, enduro, andar en las montañas en mi motocicleta (…) mis momentos de paz y tranquilidad, la lectura por ejemplo, soy un ávido lector, leo todos los días libros, artículos, navegando en internet, en las redes sociales, alimentándome, aprendiendo. En fin, esas son mis aficiones y mis pasiones, lo mismo que pasar tiempo con mi familia, mi esposa, mis hijos y mis nietos, son realmente las cosas que más aprecio y me hacen feliz.
¿Por qué razón se retira de TN21, hay nuevos planes en puertas?
Bueno, 2022 ha sido un año importante para mí, significativo, cumplí un año de haber sobrevivido a un caso grave de covid, estuve realmente a un paso de muerte. Cumplí 60 años de edad y 42 años de estar en los medios de comunicación, falleció mi madre este año. Entonces, como que todo me decía que hay que hacer un cambio, una etapa que quizás se tiene que ir quedando atrás. Después de mucho meditarlo, decidí que ya era el tiempo de buscar nuevos horizontes, de dirigir mi barca hacia otros mares, obviamente no me voy a quedar quieto, yo no estoy jubilando como algunas personas piensan, me estoy retirando de la conducción de Telenoticias 21. Pienso seguir activo en mis redes sociales, voy a trabajar mucho más en Fundación la Red, que es una organización sin fines de lucro que fundamos con mi familia ya hace algunos años y trabajamos en beneficio de las comunidades más necesitadas de las playas del departamento de La Libertad, quiero estar más cerca de Dios definitivamente, pasar tiempo con mi familia, estar más tiempo con mi esposa, con mis hijos, con mis nietos. Tengo un emprendimiento en el ámbito turístico, lo voy a cuidar y lo voy a hacer progresar si Dios me lo permite. Voy a hacer todas aquellas cosas que me dan gozo, paz, alegría, como el surf, la lectura, no sé, hay que procesar muchas cosas, son 42 años en experiencias periodísticas y en los medios que quiero procesar, ordenar, quien sabe lo que saldrá de ahí, algo probablemente saldrá, así que sí, tengo muchísimos planes y muchísimas cosas qué hacer.
¿Cómo ve Salvador Castellanos el periodismo salvadoreño?
Si debo ser del todo honesto, siento que nuestro periodismo tiene que dar un nuevo salto de calidad, reinventarse, buscar nuevas formas de comunicar, nuevas temáticas, porque estamos en una época en la que los medios de comunicación tradicionales, no quiero decir que han pasado a la historia o que están en un momento de decadencia, pero sin duda están siendo suplantados día a día con las nuevas tecnologías, con ese periodismo ciudadano que se ejerce desde las redes sociales (…) pero es un buen momento porque hay muchas tecnología disponibles, hay mucho conocimiento, mucha crítica que ayuda a mejorar, a cambiar, realmente a ver las áreas donde podemos seguir mejorando (…) sin duda, el periodismo sigue cumpliendo una función fundamental en la sociedad, sobre todo cuando este se ejerce de manera responsable, objetiva, profesional, aplicando el método que se debe aplicar, la gente siempre va a consumir noticias, siempre va a necesitar estar informada y necesita de medios, de periodistas que estén dispuestos a cumplir la misión que se les ha encomendado.