El rey Carlos III se dio el domingo un baño de multitudes tras asistir a la tradicional ceremonia religiosa de Pascua en la capilla de San Jorge, en el oeste de Londres, dando una imagen tranquilizadora dos meses después de anunciar que tiene cáncer.
Con abrigo negro, el soberano, de 75 años, apareció sonriente y saludando al bajar del coche con su esposa, la reina Camila, delante del edificio religioso, en el castillo de Windsor, situado a medio centenar de kilómetros de la capital británica.
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La pareja salió del templo una hora después y fue a saludar al público. Camila recibió un ramo de flores.
Poco después los monarcas se metieron en el Bentley real, con grandes ventanillas, y abandonaron el lugar.
Esta aparición pública se produce más de una semana después de que la princesa Catalina, esposa del príncipe Guillermo, heredero del trono, anunciara que ella también padece cáncer.
A diferencia de otros miembros de la familia real, la pareja y sus hijos no estuvieron presentes, para no exponer a los niños a la prensa.
El palacio de Buckingham anunció a principios de febrero que el rey tenía cáncer, descubierto durante una operación de próstata unos días antes, y que había iniciado un tratamiento.
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Desde entonces, Carlos III ha anulado todos sus compromisos oficiales públicos, pero sigue llevando a cabo algunas funciones y encuentros oficiales, como sus entrevistas con el primer ministro.
El 22 de marzo, la princesa de Gales anunció que padecía cáncer, sin precisar de qué tipo, y que había empezado un tratamiento de quimioterapia preventiva.
La enfermedad fue descubierta tras una operación de abdomen a mediados de enero.