A pesar de haber renunciado a la monarquía británica, el duque de Sussex continúa recibiendo beneficios económicos como miembro de la familia real. Lo que le permite gozar de una cuantiosa fortuna.
Uno de esos beneficios fue la herencia que le dejó su abuela, la reina Isabel II. De acuerdo con The Telegraph la reina dejó 22.5 millones de euros, más de 24 millones de dólares, en un fondo fiduciario para Harry y William.
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De tal modo que entre los dos príncipes recibieron la suma de 7.10 millones de euros) cuando cumplieron 21 años y otros 9.4 millones de euros al cumplir 40.
“Fue una manera en la que la reina podía disponer dinero para cuando sus bisnietos fueran mayores y una manera de pasar una parte de su patrimonio de una forma fiscalmente eficiente”, dijo un exempleado de la familia real a “The Times”.
Ambos príncipes heredaron además una cuantiosa suma de su madre, Diana de Gales, que murió en París hace 23 años en un accidente de tráfico. Entonces, cada hijo recibió 6,5 millones de libras (7,6 millones de euros), una cifra que tras ser invertida y generar intereses hizo que Enrique heredara al cumplir 30 años unos 10 millones de libras (11,8 millones de euros).
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El duque, quinto en la línea de sucesión al trono británico, conoció a su esposa, la exactriz Meghan, en 2016 y se mudó a EE.UU. en 2020, abandonando sus funciones como miembro de la realeza.
Tras su mudanza, la pareja ha amasado suculentas cantidades de dinero procedentes de diversos negocios o incursiones empresariales.
La publicación de 'Spare', la autobiografía de Enrique, le reportó, según la prensa, 22 millones de libras (26 millones de euros), siendo el libro de no ficción que se vendió más rápido de la editorial Penguin Random House en enero de 2023.
Otros negocios de la pareja incluyen un acuerdo con Spotify valorado en 25 millones de libras (29 millones de euros) y un contrato con Netflix por 81 millones de libras.