Detrás de los antojitos de feria hay muchas historias de lucha, perseverancia y esfuerzo. Una de ellas es la de María Isabel Aguilar, de 84 años, quien a su edad sigue trabajando en el oficio que su madre le inculcó cuando apenas era una niña: la venta de manzanas caramelizadas o acarameladas.
Aguilar es originar de San Salvador y tiene más de 60 años de vender en las ferias de los pueblos. No se pierde ninguna, aseguró. Aunque sus hijas no están de acuerdo a que siga vendiendo a su edad.
"Desde pequeñita andaba con mi mamá en este oficio. Ahora tengo como 60 años de dedicarme a las manzanas y a las golosinas. Ando con mis hijas vendiendo. Ellas me dicen que ya no venda porque me puedo quemar o caer, pero yo sigo aquí”, resaltó la salvadoreña de pelo blanco y de mirada alegre.
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Sus buenos valores y amor al trabajo se los ha heredado a sus hijas y nietas, quienes también la acompañaban a todos los lugares a los que va, ya que, también ellas ofrecen a los visitantes papitas fritas, churros con miel y elotes locos.
Isabel da gracias a su madre por haberle enseñado este bonito trabajo desde temprana edad, pues por medio de él ha podido sacar adelante a su familia y hacerse de sus cositas.
Entre risas y entusiasmo, la salvadoreña afirmó que la receta para que sus golosinas queden deliciosas es hacerlas con amor y pasión. Algo que siempre vio en su madre.
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“Yo a las manzanas le doy un toque especial, las preparo con azúcar, limón y otros ingredientes para que mis clientes las saboreen. El amor y pasión no debe faltar”, indicó Aguilar.
Por el momento, explicó que le ha ido bien en las ventas, pero espera que en lo que resta de los días pueda obtener más ingresos, ya que por dos años no pudo comercializar sus antojitos debido a la pandemia por Covi-19.
Esta vez, se encuentra ubicada en el parque de Diversiones "Sivarland", en el predio del Estadio Cuscatlán.
"Estoy feliz de volver a vender. Así que espero que más personas vengan a las fiestas y podamos vender todo en el nombre de Dios", finalizó.