Linkin Park, el grupo emblemático del género “nu-metal” de los años 2000, llevó el pasado lunes a Nueva York su gira de regreso e hizo un electrizante homenaje a su pasado con clásicos como “In the end”, “Crawling” y “Faint” ante miles de fans entregados.
Tras el suicidio en 2017 de su cantante Chester Bennington, Linkin Park anunció este mes por sorpresa una nueva era protagonizada por una vocalista mujer, Emily Armstrong; un álbum llamado “From Zero” (Desde cero), que saldrá el 15 de noviembre, y una gira internacional.
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La llegada de Armstrong ha generado polémicas más allá de lo estrictamente musical por su vínculo con la iglesia de la Cienciología, que no ha negado, y por su antigua amistad con el actor Danny Masterson, condenado por violación, de quien se desmarcó públicamente.
No obstante, las cerca de 19.000 personas que llenaron el estadio Barclay's de Brooklyn, uno de los más grandes de la ciudad, claramente llegaron con hambre y ganas de darle una oportunidad a la exlíder de la banda Dead Sara, que reivindicó su lugar a base de gritos guturales.
La cantante compartió los focos con Mike Shinoda, miembro original y alma del grupo, y reinterpretó los himnos del disco estrella “Hybrid Theory” (2000) ante una multitud que respondió con entusiasmo a "¿Cuántos fans de la vieja escuela hay aquí?" y se dejó las cuerdas vocales.
En muchas ocasiones, Armstrong dejó que los seguidores sustituyeran la voz de Bennington en lugar de ella, acercando el micrófono a un coro incandescente capaz de rapear y cantar a la vez las letras cargadas de emoción de “Runaway”, “One Step Closer” o “Papercut”.
Los seguidores, una marea 'milenial' ataviada con camisetas negras de Linkin Park y grupos de metal coetáneos desde Deftones hasta Slipknot, respondieron con mayor efusividad a los éxitos de su adolescencia y dejaron entrever su edad ya adulta en la bebida de preferencia, el agua.
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Muchos lucían letreros en los que se leía “Welcome back” (Bienvenidos de nuevo), una muestra de apoyo que envalentonó a los músicos hasta un tramo final de locura en el que Armstrong y Shinoda recorrieron el escenario, situado en la pista del estadio, bajo luces parpadeantes y láseres.
"Tenemos un nuevo álbum y no podemos esperar a que lo escuchen. Nos ha costado sangre, sudor y lágrimas. Estamos muy felices de que estén aquí esta noche y nos encantan sus letreros dándonos la bienvenida y recordando a Chester", dijo pletórico el rapero, guitarrista y compositor.
Armstrong se lució con el aperitivo del nuevo disco, “The emptiness machine”, y pareció convencer a los más escépticos imprimiendo su personalidad en temas como “Lost”, con un delicado “a capella”; a dúo en un nostálgico “My december” o desgañitándose en “Keys to the kingdom”.
"No está mal para nuestro segundo concierto", bromeó Shinoda durante el espectáculo de dos horas, visiblemente satisfecho con la parte estadounidense de la gira, que ha colgado el cartel de 'todo vendido' en sus dos paradas, en Los Angeles y Nueva York.
La gira “From Zero World Tour” dará ahora el salto a Europa (Hamburgo, día 22, y Londres, día 24), después pasará por Corea del Sur (Seúl, día 28) y culminará en Colombia (Bogotá, 11 de noviembre).