Hoy, 15 de diciembre, se festeja en todo el mundo el Día Mundial del Otaku, una fecha en honor a las personas apasionadas por el manga y el anime, elementos esenciales de la cultura japonesa moderna. Ese fanatismo se expresa también a través de la vestimenta y otros arreglos estéticos, además de realizar cosplay, como se conoce a la práctica de disfrazarse como un personaje de ficción.
Cabe señalar que no se trata de una celebración oficial como tal, pero es demasiado popular en las redes sociales y hay millones de usuarios que rinden tributo a este singular fenómeno durante esta fecha.
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De esta manera, las animaciones japonesas ya tienen reconocimiento año tras año y, como se dijo anteriormente, ahora es viral en diferentes plataformas virtuales e incluso se realizan eventos en Japón y otras partes del orbe.
“Internet ha dado a conocer aún más el manga y el anime por todo el mundo, convirtiéndolo en una afición más y en un negocio lucrativo. Lo referente a la cultura otaku mueve millones en torno a convenciones, vestimenta, disfraces y objetos de colección”, dice Marcos Rosales, salvadoreño amante de la cultura japonesa.
Aunque no está claro qué llevó exactamente a esta conmemoración, generalmente se relaciona con el hecho de que en esta misma fecha, pero en 1933, se publicó un artículo donde el escritor japonés Akio Nakamori, especializado en el tema del manga y el anime, utilizó por primera vez el término “otaku”, que normalmente se usaba de forma peyorativa para referirse a alguien que tiene aficiones obsesivas con dicho fenómeno.
“La ciudad está llena de otakus” se titulaba la nota. El artículo de Nakamori no era benévolo hacia esta tribu urbana.
“Son como esos chicos —en cada clase hay uno— que nunca hicieron suficiente ejercicio, que pasaban los recreos dentro de las aulas, ocultos en la oscuridad frente a un tablero de shogi (ajedrez japonés) o haciendo cualquier cosa. Eso son”, escribió el autor.
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Sin embargo, el artículo fue adoptado por la comunidad ya que en un fragmento postulaba el nombre con el que hoy son conocidos para designarlos: “por lo general, estas personas son llamadas maniáticos o fanáticos, o también “Nekura-zoku” (la tribu sombría), pero ninguno de estos nombres les hace justicia. Por alguna razón, parece que un solo término que denomine a todas estas personas aún no fue establecido. Entonces, decidimos designarlos como ‘otakus’, y así será como los llamaremos de ahora en más”, decía el artículo.
Los otakus, lejos de enfurecerse por el escrito, redoblaron la apuesta e incorporaron la denominación de Nakamori a esta contracultura japonesa, que hoy festeja su día.
La etimología del término “otaku” ni siquiera tiene un acercamiento con la cultura geek (fascinación por la tecnología e informática). En un vocablo para referirse al hogar de otra persona de manera venerable (O= honor/taku: casa). Pero el lenguaje cambió y el significado de hoy en día es otro.
“Con el pasar de los años la connotación original de la palabra se transformó. Dejó de utilizarse como un concepto negativo. Hoy, el término es una muestra de identidad para quienes buscan un espacio de diversidad, como pasa en cualquier otra tribu urbana”, reitera Marcos Rosales.
Se suele pensar que los otakus son personas, en su mayoría jóvenes, a las que les gusta leer mangas (historietas), ver animes (historias animadas) e incluso actuar como alguno de los personajes que salen de las historias de cualquiera de esos formatos. Otra característica conocida como parte de los gustos de esta tribu urbana, es su preferencia por la música de los grupos japoneses, la cual suele incluirse en las versiones de anime o de los videojuegos, que también son muy populares para un sector de estos fanáticos.
Un fenómeno global
Al contrario de lo que muchos piensan, ya que proviene de la cultura oriental, realmente no hay un rasgo físico en específico que identifique a los otakus, pues, esta cultura ha tomado fuerza a nivel mundial.
“Hace varios años la gente creía que un otaku era un joven que pasaba todo el día encerrado en su habitación sin ver la luz del día jugando con su consola. El concepto actual no tiene nada que ver con eso”, manifiesta Rosales.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, otra de las manifestaciones más grandes de la cultura otaku, además de las convenciones o ferias, son los fanáticos del cosplay, que surgieron en los años setenta. La práctica de los cosplayers es tan importante para la comunidad a nivel mundial, que actualmente el gobierno de Japón apoya algunos eventos internacionales, tal es el caso del concurso llamado World Cosplay Summit (WCS), el cual se realiza desde el 2008 y en él que participan distintos países. Este evento ha sido aprovechado por los participantes como una forma para poder viajar al país nipón con los gastos pagados y la oportunidad de representar a su país en una pasarela.
En el caso particular de El Salvador, el anime habría aparecido en la televisión a finales de los 70 e inicio de los 80 con la llegada de varias series televisivas, las cuales marcaron la entrada del mundo otaku al país.
“Entre estas series destacan ‘Heidi’, ‘Mazinger Z’, ‘Astroboy’, ‘Meteoro’, ‘Simba: el león blanco’, ‘Candy Candy’ y ‘Dragon Ball’, en 1986”, dice Rosales, quien orgullamente se considera un otaku.