El musical "Saturday Night Fever" no solo resalta el arrojo de las hermanas María Elena y Diana Aranda al apostar nuevamente por el musical, sino que además evidencia el crecimiento del teatro salvadoreño en términos de producción, escenografía, diseño audiovisual y orquestación. A través de un equipo multidisciplinario, este montaje no es solo una réplica del clásico, sino una adaptación que se ajusta a las particularidades del escenario nacional sin perder la esencia de la historia.
El equipo creativo de esta adaptación incluye a destacados profesionales del ámbito teatral y musical. La dirección artística está a cargo del panameño Aaron Zebede, quien aporta su vasta experiencia en teatro musical para consolidar la puesta en escena. Roberto Salomón, una de las figuras más reconocidas del teatro salvadoreño, lidera la dirección actoral, asegurando que las interpretaciones tengan la fuerza dramática necesaria para equilibrar el impacto visual y musical del espectáculo.
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En el ámbito musical, la dirección de orquesta recae en Jorge Gómez, quien logra capturar la esencia vibrante del soundtrack de los Bee Gees, mientras que el coaching vocal de Edgar Sopón garantiza una interpretación vocal finamente trabajada. La coreografía, eje fundamental del espectáculo, ha sido desarrollada por Carlos Doñán junto con Diana Aranda, quienes han sabido trasladar la esencia de la música disco a una ejecución escénica que exige precisión, energía y estilo.

Además, la producción contó con la traducción del guion a cargo de Gracia González, asegurando que los diálogos y las letras de las canciones se mantuvieran fieles al espíritu original de la obra. Una curiosidad al respecto es que hay canciones que se escuchan en inglés y otras traducidas al español. Esta alternancia provoca una identificación con las audiencias haciendo click en los clásicos que nos evocan la gran pantalla.
El musical "Saturday Night Fever" tiene su origen en la célebre película de 1977 protagonizada por John Travolta. Basada en el artículo "Tribal Rites of the New Saturday Night" de Nik Cohn, la historia sigue a Tony Manero, un joven de Brooklyn que encuentra en la pista de baile una vía de escape a su monótona y difícil realidad. La película fue un hito cultural, capturando el auge de la música disco y consolidando el estatus de Travolta como estrella.
La versión teatral de "Saturday Night Fever" se estrenó en 1998 en el West End de Londres y luego en Broadway. Aunque la esencia de la película se mantiene, el musical amplía algunos aspectos narrativos y da mayor protagonismo a los personajes secundarios, enriqueciendo la historia con una mayor profundidad emocional. Musicalmente, mantiene los grandes éxitos de los Bee Gees, como "Stayin' Alive, Night Fever" y "More Than a Woman", canciones que definen el espíritu de la era disco.
A diferencia del filme, el musical incorpora más elementos corales y enfatiza la evolución de los personajes secundarios, otorgándoles mayor agencia dentro de la historia. También hay un enfoque más claro en la construcción del entorno urbano, haciendo que la ciudad de Brooklyn cobre vida en escena, con sus luces, puentes y calles transitadas que enmarcan la odisea de Tony Manero.
El elenco salvadoreño entrega un trabajo escénico sólido, con coreografías precisas y una energía vibrante que da vida a cada número musical.

Destaca especialmente la actuación de Adri Cortez en el papel de Stephanie Mangano, quien ofrece una interpretación matizada y cautivadora. Su dominio vocal, presencia escénica y capacidad expresiva elevan a su personaje más allá del estereotipo de interés romántico, dotándolo de la profundidad justa que equilibra la intensidad de la historia. Cortez imprime a Stephanie una combinación de determinación, arrogancia, vulnerabilidad y comedia, construyendo una figura compleja y carismática que se convierte en el verdadero corazón del montaje.
Por otro lado, el actor panameño Arian Abadi, en el papel de Tony Manero, demuestra un notable dominio vocal y dancístico, acompañado de una presencia escénica que lo posiciona como el eje central del espectáculo. Su interpretación captura la energía arrolladora del personaje y su carisma en la pista de baile, logra conectar con Adri Cortez construyendo una relación memorable entre personajes. Tony Manero, sin embargo, es más que un bailarín talentoso; es un joven que enfrenta presiones sociales, inseguridades y el deseo de superarse.
Uno de los momentos más impactantes del espectáculo se vive con "Disco Inferno", donde el cuerpo de baile despliega una ejecución impecable que encapsula la esencia del teatro musical. La precisión de los movimientos, el uso dinámico del espacio escénico y la armonía entre los bailarines crean una atmósfera vibrante y electrizante.
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Cada gesto y desplazamiento está cuidadosamente sincronizado, potenciando la energía del número y resaltando la identidad visual de la era disco. A esto se suma la voz de Gracia González, cuya interpretación aporta una potencia vocal que dialoga con la coreografía, logrando una fusión perfecta entre música, danza e interpretación. Es un instante en el que el espectáculo alcanza su punto más alto, demostrando el nivel de exigencia y cohesión del elenco junto a una escenografía con identidad propia.
Uno de los aspectos más innovadores de este montaje es la escenografía, diseñada por Gisela Estrada, quien ha desarrollado una propuesta que va más allá de la simple reconstrucción de la era disco.

A través de la fragmentación espacial y el uso del video mapping, la puesta en escena consigue trasladar al público a distintos escenarios urbanos sin perder fluidez. Vemos aparecer puentes, parques, interiores y, por supuesto, la mítica pista de baile. Este recurso de fragmentación es clave para representar el dinamismo de la ciudad y la sensación de escape que Tony encuentra en el baile.
El vestuario, a cargo de María Elena Aranda, refuerza la estética setentera con una cuidadosa selección de prendas que reflejan la esencia del estilo disco, manteniendo la autenticidad sin caer en el estereotipo. El trabajo de stage management, también en manos de Aranda, garantiza que los múltiples cambios de escena se realicen con fluidez, permitiendo que la transición entre espacios sea ágil y orgánica.
Consolidación del musical
Si bien hay detalles que podrían afinarse en próximas funciones, "Saturday Night Fever" es un espectáculo que confirma el crecimiento del teatro musical en El Salvador. Las hermanas Aranda, con su productora On Stage, continúan elevando el nivel de las producciones nacionales, consolidándose como artistas líderes y visionarias del país.
Si con "Chicago" demostraron y dejaron la parada técnica alta construyendo un espectáculo con artistas nacionales de altos estándares, con "Saturday Night Fever" confirman que el musical en El Salvador está lejos de ser una rareza y más cerca de convertirse en una estética con nuevos caminos por explorar.
Tome nota: hoy la función es en el Teatro Nacional de San Salvador a las 7:00 p.m. y mañana domingo a las 5:00 p.m. El próximo fin de semana estará en el Teatro Presidente, viernes 21 y sábado 22 de marzo. a las 7:00 p.m. y domingo 23 a las 5:00 p.m.
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