Originario de Comasagua, La Libertad, y con 69 años de edad, Berna Oliva recuerda que su amor por la música inició desde niño en su hogar, pues su padre cantaba rancheras; y al mudarse su familia al municipio de Mejicanos —cuando él tenía nueve años— comenzó a aprender a tocar guitarra, aunque años después el bajo le ayudó a crear su marca personal y cultivó su pasión por la música.
En su adolescencia, la música que más lo cautivó fue el rock de la época, de Led Zepelling, The Rolling Stones y otros grupos, “no era muy bueno en la guitarra, pero aprendí bajo como pude”, explicó Olivo durante la entrevista con elsalvador.com; sin embargo se dio cuenta que este instrumento poco a poco lo llevó a integrar grupos musicales de jóvenes entusiastas, uno de estos era Los Lovers, que tocaban covers de bandas en inglés como Alice Cooper y otros.
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“Yo no buscaba fama”, recalcó Oliva al contar su historia mientras toma una taza de café en uno de los jardines del centro recreativo del Banco Central de Reserva. El músico explicó que en los años setenta era complicado imponerse con un género musical nuevo, “se nacía en las rancheras o en el rock, y el pop no pegaba mucho”.
La oportunidad de estar en Los Lovers como bajista, durante el año 1975, le abrió puertas para ser invitado a audicionar para entrar a Espíritu Libre cuando tenía 18 años. “Yo ya conocía a José (Jhosse Lora) y a Arturo Molina”, dijo. En ese momento este conjunto, que es considerado el creador de uno de los mejores discos de la música nacional, “Arquitecto de tu amor” (1987), estaba conformando su identidad pese a que ya tenían seis meses interpretando canciones en estilo pop, las cuales en su mayoría eran covers.
El bajista hace remembranza de sus años en Espíritu Libre como una época de aprendizaje, donde tuvo la oportunidad de recibir educación en solfa y donde se puso a prueba su creatividad y la del resto del grupo, al dejar atrás el inglés y las influencias pop para crear canciones en español con ritmos más tropicales que eran pegajosas y que destacaban las tradiciones salvadoreñas.
Temas como “Las pupusas”, “Arquitecto de tu amor” y “El telegrafista” volvieron famosos a los de Espíritu Libre, era el grupo favorito en fiestas patronales y eventos, incluso en centros comerciales durante los años ochenta.
Berna fue parte de las líneas de Espíritu Libre durante más de 15 años, y admite que en parte el éxito que tuvieron en El Salvador al principio fue gracias a que bandas como Fiebre Amarilla y los Hermanos Flores empezaron a tener público fuera del país: “Ahí empezamos a ser más reconocidos nosotros y luego también viajamos a Estados Unidos, México y otros países”, explicó.
El músico afirma que el grupo se volvió una familia con la que además de alegrías por los éxitos cosechados del trabajo arduo, vivió la tristeza de perder a sus compañeros Manuel Martínez y Sonia Henríquez, el conguero y la voz femenina del grupo respectivamente.
Esto ocurrió en 1985, durante el conflicto armado, cuando ellos se dirigían a ser parte de una fiesta patronal fuera de la capital, “continuar en el grupo y con la música fue en parte un homenaje a su vida, pues con Manuel incluso íbamos por las tardes a tomar café”, comentó el músico, quien agregó que años después y aún hasta este momento es un tema sensible para él y los exintegrantes del grupo.
Con las puertas abiertas en la escena musical y con ganas de hacer música nueva, en 1993 Berna junto con Will España y otros colegas músicos crearon el grupo La Máquina, con una propuesta tropical que poco a poco gustó a los salvadoreños dentro y fuera del país, por el estilo y la alegría que imponían en el escenario; en esta agrupación permaneció hasta el año 2000.
Luego, en 2002 se unió al grupo tropical Ebbano, con el que pese a que duró poco tiempo no fue un impedimento para seguir interpretando los éxitos de los grupos que ha conformado a lo largo de su trayectoria.
Para Berna Oliva la música es un pilar importante, pues él la define como lo que le regresa a la vida, “para mí es como una terapia, me da alegría”. Según el músico, ella le ha dejado múltiples aprendizajes en su vida, también experiencias únicas y amigos.
Oliva contó que él pudo no elegir construir su carrera musical, pues mientras iniciaba su carrera en Espíritu Libre, estudiaba contaduría. En los años posteriores tocaba en el grupo por las noches o en fines de semana, el resto del tiempo trabajó en empresas reconocidas y de manera independiente, pero luego se vio envuelto entre una saturación de proyectos y giras por un lado y por el otro; lidió hasta con entregas de documentos en las que incluso su compañera de vida, Daysi Oliva, tuvo que ayudarle, por lo que al final decidió elegir la música.
Así Berna pudo no solo disfrutar de su pasión, sino que también a través de la entrega a ella pudo crear y sostener su hogar, conformado con doña Daysi, con quien procrearon tres hijas en sus 32 años de casados: “A ellas les gusta la música, una de ellas tocó incluso en un grupo reggae, pero han elegido sus carreras profesionales, lo cual admiro y respeto”, sostuvo. Agregó que ellas lo apoyan e impulsan para mantenerse en la música: “Siempre me aconsejan”.
A lo largo de su trayectoria, Oliva se ha reencontrado con sus compañeros de Espíritu Libre y La Máquina interpretando los éxitos en conciertos de aniversario.
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Actualmente el músico continúa activo interpretando los éxitos cosechados a lo largo de sus más de 45 años de trayectoria en la escena tropical salvadoreña en restaurantes como Cachivaches, los días viernes desde las 8:00 p.m.
Oliva opinó que destacar en la música siempre es difícil, pero ahora hay más formas de darse a conocer y de incluso grabar canciones originales, por lo que para él sí es posible vivir de la música, “antes uno aunque quisiera ir al programa estelar de televisión debía primero pasar por los programas menos vistos, había que ganárselo”.
Al consultarle qué le aconsejaría a los músicos de las nuevas generaciones guardó silencio unos segundos y luego respondió: “Perseverancia, es la clave”; asimismo, expresó que hay que cultivar la creatividad a través de la constante práctica, “hay que ser autocrítico y estar abierto a la crítica porque la gente va a determinar si uno es buen músico o no, no uno mismo”, recalcó.