Sául Armado Martínez Audón, conocido artísticamente como Sául Audón, es licenciado en Ciencias Jurídicas, cantante y promotor cultural salvadoreño de eventos artísticos. Actualmente, es vocalista de la banda Mala Vibra y otra agrupación.
Sus agrupaciones se caracterizan por mezclar hardcore, thrash metal, ritmos tribales y latinos, cuyos populares temas los ha llevado a pisar grandes escenarios tanto dentro como fuera de las fronteras patrias.
Asimismo, a través de su música y su lírica social promueven mensajes de reflexión sobre el rescate cultural y la memoria histórica del país.
Audón explicó que a través de su talento y su voz invita a las personas a conocer la historia del país y la importancia de conversarla.
El Diario de Hoy sostuvo una entrevista con el vocalista salvadoreño para conocer su postura sobre el primer año del Régimen de Excepción y si de alguna manera esta medida le ha afectado en su ámbito artístico.
¿Cómo describirías en tres palabras este último año del Régimen de Excepción?
Incertidumbre, miedo y empatía. Tengo miedo de que en algún momento vaya a ser alguno de mis más cercanos el que se tenga que ver envuelto en alguna detención arbitraria (…) por el simple hecho de alguna denuncia de una persona mal intencionada, de algún criterio que se tenga por algún agente policial o militar y sea detenido arbitrariamente.
Es miedo también a expresar lo que uno realmente piensa, lo que a uno no le parece justo desde su perspectiva. Miedo también a qué vaya a pasar con la sociedad después de este año de Régimen de Excepción, es miedo a permanecer así por tanto tiempo. Se dice en la Constitución que tienen que ser 30 días y llevamos un año. El Régimen de Excepción se da cuando hay un estado de emergencia y es necesario, pero si vemos en las noticias hay cero homicidios, entonces, ya no es necesario estar en un Régimen de Excepción porque ya se controló la situación.
¿Por qué incertidumbre y empatía?
Después del miedo viene la incertidumbre de qué va pasar, cómo va a quedar daña la sociedad después de esto. No voy a negar que tiene algunos efectos positivos también el Régimen. La violencia en El Salvador aún está porque la violencia no solo se da a través de las pandillas, se da en la familia, se da en la sociedad, en los trabajos, en nuestras relaciones interpersonales (…) A mí me gustaría que hubiera acciones y políticas preventivas de violencia, trabajar a la niñez, a la adolescencia para no caer en violencia.
Empatía porque me pongo en los pies de las personas que no tienen que pagar por un delito que no ha pasado (…) a mi hace sentir mal y me da tristeza, pensar que un día puedo ser yo. Empatía me da porque sí conozco casos de personas que se han ido detenidas.
Se dice mucho que el arte es el reflejo de los tiempos y de las generaciones. Entonces, ¿qué está pasando con el artista que no está pudiendo reflejar este tiempo?
Sí me preguntas directamente a mí como Saúl en qué me ha afectado el Régimen de Excepción, realmente no me ha afectado en nada, porque quizás estoy en otro sector. El artista tiene la libertad de expresión hasta el momento, aunque estamos en Régimen de Excepción.
¿Has percibido reducción de aforo en tus presentaciones?
No, la verdad que, al contrario, los conciertos creo que más se llenan. Ahora están viniendo como más bandas internacionales.
¿Cómo describirías a este personaje de Nayib Bukele, como artífice de este Régimen?
Lo describiría como el que tiene en sus manos el futuro de nuestro país. Él tiene el deber y la responsabilidad de velar por nuestros derechos como humanos, como personas, es la mayor representación, hasta el momento, democrática de lo que son las ciudadanías salvadoreñas. Entonces, en eso lo resumiría, a quien tenemos que avocarlos para exigir que se cumpla la Constitución.
Por el momento es la voz que más escucha nuestra sociedad y a mí me gustaría que fueran mensajes de paz, de empatía, de conciencia social y moral para las personas (…) hay muchas personas que creen ciegamente en el gobierno y pues ojalá que todas las políticas y decisiones que se vayan dando vayan ser por un buen camino de un El Salvador, por lo menos, donde estemos bien. Eso quisiera yo, que transmitiera como más paz y más tranquilidad, pero no con más violencia, no con odio porque la verdad es difícil ver a gente contenta porque está sufriendo otra gente.