Andrés Parra, el talentoso actor colombiano conocido por su icónica interpretación de Pablo Escobar en la serie "El patrón del mal" y por sus destacados papeles en "El comandante" y "La odisea de los giles", ha construido una carrera que lo ha llevado a la cima del éxito en la industria del entretenimiento.
A los 23 años, Parra se convirtió en padre sin haber completado sus estudios, lo que lo impulsó a buscar oportunidades en Estados Unidos. Con una visa de turista, decidió trabajar en el país norteamericano para mantenerse.
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Trabajar en Estados Unidos con una visa de turista es ilegal y conlleva sanciones severas. Además, los trabajadores ilegales carecen de derechos laborales y protección en caso de accidentes, y a menudo son explotados con salarios bajos.
Sin el permiso para laborar legalmente, Parra desempeñó distintos trabajos, desde lavar autos hasta ser mayordomo de una familia adinerada.
Sin embargo, estas actividades ilegales pronto llamaron la atención de las autoridades migratorias.
“Más ilegal que un plátano me iba. Tenía más papeles un pescado que yo”, comentó Parra durante una entrevista en el pódcast "Meterse al rancho".
Las constantes entradas y salidas del país, que no correspondían a las actividades turísticas permitidas por su visa, llevaron a las autoridades a revocar su visa y prohibirle el ingreso a EE. UU. por casi cuatro años.
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Parra, tras cumplir con el periodo de sanción, logró arreglar la situación.
Más allá de este episodio, Andrés Parra ha reflexionado profundamente sobre su vida y espiritualidad. En una reciente entrevista con Juan Pablo Raba para el pódcast "Los hombres sí lloran", Parra confesó que durante años se enfocó únicamente en el éxito y el dinero, descartando cualquier noción de espiritualidad o religión.