Está claro que las artes escénicas siguen siendo una parte importante de nuestra cultura, que contribuyen al desarrollo, no solo de los artistas involucrados, llámense actores, actrices, dramatugos, productores…, sino también del público.
Bajo esa premisa, fue inaugurado hace 20 años el Teatro Luis Poma, el espacio privado más importante y reconocido de El Salvador dedicado a las artes escénicas.
Ubicado en el centro comercial Metrocentro de San Salvador, este recinto cultural ha contribuido, en gran medida, en la promoción del arte y la cultura en el país. Fue gracias a la Fundación Poma, que este loable proyecto se echó a andar en 2003.
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Durante este tiempo, el Teatro Poma, como es conocido popularmente, ha presentado 345 espectáculos, ha expuesto obras de 314 compañías teatrales, ha contado con la presencia de 361,120 espectadores y ha tenido 178 exposiciones de arte, entre otros datos relevantes.
Tras dos décadas de esfuerzo y dedicación, dicho teatro abre hoy su Acto 1 de la temporada 2023. Y, como no podía ser de otra manera, lo hace a lo grande, con la puesta en escena de la obra “Tartufo”, comedia escrita en versos alejandrinos por Molière.
En el marco de la celebración del XX aniversario de la creación del Teatro Luis Poma, su fundador Ricardo Poma, y el director de esta entidad, Roberto Salomón, rememoran los inicios de este importante proyecto, hacen un recuento de los logros y revelan cuáles son los proyectos venideros.
¿Por qué y cuando se tomó la decisión de hacer un teatro en forma en El Salvador?
Ricardo Poma: Lo que ocurrió fue que, después de la muerte de mi padre en 1996, nació la idea de crear un complejo de usos múltiples aquí, que empezó con la colonia Miramonte, luego vino la conceptualización de Metrocentro, un proyecto multifacético…
Esa visión se fue desarrollando. Se hizo la primera etapa del centro comercial, el hotel Camino Real, los edificios de oficinas… Se dio la casualidad de que en ese polo de desarrollo se hizo un edificio de oficinas que tenía un auditorio grande, que era originalmente de CAESS.
Pasado un tiempo, CAESS decidió dejar este espacio, entonces, nos preguntamos “¿qué podemos hacer en él?”. De repente se me encendió el foco y pensé hacer un teatro que llevara el nombre de mi papá.
¿Por qué un teatro?
Ricardo Poma: Porque nosotros ya estábamos sustancialmente involucrados con dos de los grandes pilares, que son educación y salud. Pero, pensábamos que nos hacía falta un tercer pilar: la cultura. Porque no es lo mismo la pobreza económica que la pobreza cultural, esta última muchas veces es más dura.
Por otra parte, mi familia siempre han estado cerca, de alguna u otra forma, con el tema artístico. Mi papá, por ejemplo, fue el fundador de Teatros de El Salvador. Construyeron como nueve teatros que eran cines. Eso lo llevó a estar bastante metido en el tema artístico.
Mi mamá, por otro lado, viene de familia de poetas. Ella y mi abuela eran muy cercanas a la poesía. Mi tía Didine fue muy amiga de varios artistas como Valerio Lecha, Julia Álvarez, José Mejía Vides… Todo eso conjugó un poco para que diera sentido a la creación de un teatro privado en Metrocento y que tuviera el nombre de mi papá, un hombre visionario.
Al conjugarse todo esto podemos decir que hemos estado muy cerca del arte y la creatividad.
¿Cuál ha sido la trayectoria para crear un elenco de producción propia y la educación del público?
Roberto Salomón: Un teatro es un edificio, y un edificio es un lugar vacío si no está habitado como teatro. La genialidad del teatro Luis Poma ha sido que la Fundación Poma ha comprendido desde el principio que para que todo esto funcione tienen que producirse obras, invitar obras y que los artistas que van a trabajar acá tengan su tiempo y la posibilidad de montar y ensayar sus obras en el lugar y que esto sirva como un vivero. Uno no puede tener un vivero de plantas si no se le dedica tiempo al crecimiento. Se les ha dado la posibilidad de que crezcan.
Ricardo Poma: Hemos estado activos en el tema cultural, promoviendo, por un lado, la creatividad del artista, y por otro, el interés de un público que no había tenido acceso a un teatro como este, a costos bastante bajos. Hemos subvencionado la boletería para que, venir al teatro no cueste más que un poquito que ir al cine.
En estos 20 años de trabajo, ¿cómo ha crecido el público?
Roberto Salomón: Se hace más exigente, porque ha visto más. Alguien que ha visto una obra va a estar impresionado por una imagen escénica. El público se va desarrollando porque va aprendiendo a ver a través de su propia mirada. No es una enseñanza escolar, sino que es un aprendizaje experiencial. La experiencia de ver obras hace que el público se vuelva más exigente, al mismo tiempo nosotros, como productores de teatro, podemos volvernos más exigentes con lo que le pedimos al público. Le pedimos pensar un poco más. La idea también es de formar un público con criterio, con opiniones y pensamientos.
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En retrospectiva, ¿cómo ha sido la evolución que ha tenido el público en estos 20 años de existencia del Teatro Luis Poma?
Roberto Salomón: La diferencia radica en el nivel de aceptación que pueda tener el público de obras cada vez más elaboradas, por no decir difíciles. Al principio me decían: “¿por qué no montamos a Samuel Becker?”, yo decía, “porque el público es como un atleta que va a aprender a saltar vallas, y si la valla está muy alta no vamos a saltar”.
Los artistas y el público vamos creciendo juntos y vamos enfocándonos, como niños. Cuando el teatro cumplió diez años dije: “el teatro va entrando en la adolescencia y tenemos que buscar otro tipo de espectáculos que quizás sean más exigentes”.
¿Ha existido algún tema tabú que no ha sido presentado en el Teatro Luis Poma?
Roberto Salomón. No creo que haya habido ningún tema considerado tabú en el teatro Luis Poma. Lo que sí es importante, es que vamos evolucionando con el público. Las obras que hemos montado desde el principio han sido tanto clásicas como contemporáneas.
Las obras que se crean quedan vivas, pero mantener viva una obra es bien difícil. Hemos presentado tanto obras clásicas de Shakespeare, Molière, griegas…, así como obras totalmente contemporáneas y de dramaturgos salvadoreños también.
¿Se imaginaron el alcance que tendría el Teatro Luis Poma?
Ricardo Poma: Cuando hacemos un proyecto generalmente no nos gusta fracasar, fue por eso que seguimos empujando para hacerlo exitoso. Desde el principio sabíamos que este iba a tener una subvención permanente, pero nosotros lo aceptamos como una contribución importante a un área que hay que promover en el tema de la cultura.
Roberto Salomón: Ahora ha surgido la aparición de nuevos teatros en El Salvador. Nosotros básicamente fuimos el primer teatro, ahora hay varios que funcionan a tiempo completo.
¿Ha sido difícil mantener este espacio cultural?
Ricardo Poma: El motivo por el cual algunos teatros que han surgido, pero no han perdurado es porque se requiere de un subsidio permanente. Nosotros subvencionamos para que al público no le cueste pagar. Entonces, esto no es rentable en el sentido estricto económico; se requiere de una subvención permanente de parte de la Fundación Poma. Nos sentimos felices de poder hacerlo y creo que es una contribución importante a la cultura y a la creatividad de los jóvenes que no tienen otro medio para hacer sus obras y poner en práctica sus ideas. Esto ha sido un semillero para ir creando una nueva generación de artistas. Y es que de repente todos esos artistas jóvenes no tenían un lugar dónde ser acogidos, donde empezar a hacer sus pininos en el teatro. Esto es algo que nosotros hemos promovido bastante, por eso se ha creado este semillero.
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¿Cuál ha sido la clave del éxito del Teatro Luis Poma?
Ricardo Poma. Uno de los secretos del éxito del Teatro Luis Poma ha sido tener a un director del más alto nivel. Con Robie (Roberto Salomón) nos une una amistad que viene desde el kindergarten. Se fue a vivir a Europa durante un tiempo, ahí perdimos un poco el contacto. Pero, cuando pensamos convertir este espacio en teatro el gran reto fue pensar en quién iba a dirigir este gran proyecto. Entonces, se nos ‘iluminó el foco’ y hablamos con Robie. Él estaba en Suiza, pero su corazón estaba en El Salvador, además, casado con una gran actriz. Tener a Robie fue la mejor decisión.
¿Qué plataformas tiene el Teatro Luis Poma para la promoción y apoyo a las artes escénicas de El Salvador?
Ricardo Poma: Hemos creado dentro del Teatro una sana competencia a través del Premio Ovación que se da todos los años. Generalmente participan cinco o más personas que generan obras, conceptos o ideas que presentan al jurado. Se han hecho algunos proyectos interesantes que luego se han desarrollado gracias al premio (monetario) que les damos.
Roberto Salomón: El incentivo del Premio Ovación, que es uno de los premios establecidos a través de los años, es para darle los medios de producción a los artistas creadores. Este premio es como un trampolín para que los artistas puedan saltar al siguiente nivel de profesionalización. Los proyecto ganadores han sido variados: una película que une teatro y cine, un proyecto de danza y teatro, escribir una obra, hacer un teatro comunitario, un programa de televisión…
Ricardo Poma. La palabra clave para el teatro es “creatividad”, queremos promover la creatividad en el amplio sentido de la palabra, en diferentes área, medios y formas.
Roberto Salomón: La otra (plataforma) es el Bienal de Dramaturgia, que tiene como fin crear y elegir obras. Hemos apoyado la dramaturgia salvadoreña desde el principio. En estos 20 años hay autores que han presentado sus obras. Entre los más destacados están Jorge Ávalos y Jorgelina Cerritos, a quienes les hemos producido sus obras, aunque siempre estamos en la búsqueda de nuevos autores.
¿Qué se puede esperar de esta nueva temporada 2023?
Roberto Salomón. Aquí vamos a tener todo tipo de espectáculos. Como siempre habrá un equilibrio entre nuestras propias producciones y producciones invitadas. Estamos privilegiando obras que han tenido éxito y la comedia, porque es una celebración. Estamos invitando a compañías de teatro que nos han acompañado durante su existencia. Tenemos invitados a nuevas compañías de teatro que son jóvenes. Y es que hemos creído mucho en la mezcla de generaciones, porque como no hay una escuela de teatro sistematizada propiamente dicha, entonces esto también es un medio de pasar conocimientos, de detener actores experimentados en el escenario con actores nuevos.