Dos arqueólogos, entre ellos el japonés Shione Shibata, más tres personas expertas en el área de arquitectura, están trabajando en el asentamiento encontrado entre Soyapango y Tonacatepeque, para verificar su estado.
Los expertos no habían podido acercarse al sitio desde mediados de noviembre hasta el día 19 de enero, cuando realizaron una inspección de las bases de las que podrían haber sido las viviendas de las personas que habitaron el lugar, según un arqueólogo en el asentamiento, desde alrededor de 400 años antes de cristo.
El arqueólogo japonés, Shione Shibata, comentó que, gracias a un mapa edafológico, los cuales se utilizan para proyectar la distribución de los diferentes tipos de suelo y sus respectivas características en un área geográfica, se logró determinar que el descubrimiento, hecho por un profesor de la comunidad río Las Cañas, pertenece al municipio de Tonacatapeque.
Uno de los expertos, quien prefirió no identificarse, comentó que el sitio debería de nombrarse “Joya de Tonacatepeque”, haciendo referencia al sitio arqueológico Joya de Cerén en San Juan Opico, sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En el terreno descubierto se encuentra abundante información acerca de la vida cotidiana de los habitantes del territorio salvadoreño de hace siglos.
Los arqueólogos comentaban entre sí, mientras ejecutaban la inspección del sitio, que a través de las mazorcas de maíz solidificadas que se encuentran agrupadas en un tipo de pequeño granero, se puede determinar el mes de la erupción del volcán de Ilopango, que según uno de los estudios más recientes hecho por un equipo internacional, se dio en el año 431 después de Cristo, es decir, hace 1,592 años.
Esa erupción arrasó por completo un radio de 40 kilómetros alrededor del lago, en el cual se encuentra Tonacatepeque y que fue la causa de que este asentamiento humano quedara congelado en el tiempo, bajo varios metros de ceniza y piedra pómez.
Restos de cenizas de esta erupción se han encontrado hasta en la ártica isla de Groenlandia.
Los expertos que se encuentran estudiando el descubrimiento esperan reiniciar pronto su trabajo de preservación en la zona, porque de irse postergando, se llegará a meses más complicados para el trabajo de campo, debido a las altas temperaturas y a las lluvias.
Asentamiento cerrado al público
Al atravesar el río Las Cañas para llegar al sitio del descubrimiento arqueológico, al inicio del tramo se encuentra una cinta amarilla, para evitar el ingreso de camiones que recolectan arena para la construcción.
Unos 200 metros adelante hay canopies con agentes de la Policía Nacional Civil, quienes custodian la zona, después que personas llegaran a saquear y destruir el lugar días después que se conociera la noticia del descubrimiento.
Las bases de viviendas encontradas y otras estructuras del sitio se encuentran cubiertas con unas lonas de plástico.
“Esa borda cambió el destino del sitio”, comentó un arqueólogo, refiriéndose a una obra hecha primeramente por agricultores de la zona y luego por empleados del Ministerio de Obras Públicas, para redirigir el cause de un nacimiento de agua en el sitio, que amenazaba con arrastrar los descubrimientos de la zona.