¿Es posible habitar casas elaboradoras con materiales reciclados como cartón, papel, cajas de cerveza y sacos de arena, entre otros? Sí, y el célebre arquitecto japonés Shigeru Ban lo ha demostrado por años, beneficiando con edificaciones temporales dignas a aquellos que las necesitan frente a catástrofes y desastres naturales.
Esta semana, el artista y activista nipón fue galardonado en España con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, que reconoció su trabajo para idear las estructuras de urgencia en las que muchas personas vulnerables han encontrado un primer espacio de intimidad tras perderlo todo.
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Considerado uno de los grandes activistas de la arquitectura, y premio Pritzker en 2014, el jurado resaltó este jueves "su destacada contribución solidaria al proporcionar refugio en condiciones dignas a personas en situación precaria derivada de emergencias sociales y naturales o situaciones de conflicto".
Nombrado Asesor del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en 1995, en sus célebres cubículos separados por cortinas suspendidas en largos cilindros de cartón han encontrado un primer refugio desde las víctimas del genocidio de 1994 en Ruanda, hasta los afectados de terremotos en Japón, Turquía o Haití.
Una de sus intervenciones recientes ha sido en la frontera entre Ucrania y Polonia, donde construyó 1.200 de estos habitáculos.
"Su trabajo, guiado siempre por valores humanitarios y con la contribución del voluntariado, ofrece el ejemplo de una arquitectura sostenible con empleo de materiales reciclados que ha merecido un amplio reconocimiento internacional", agrega la nota del jurado de la Fundación Princesa de Asturias, que ha distinguido la candidatura de Ban por encima de las otras 35 de 17 nacionalidades distintas que optaban en esta edición al galardón.
VOCACIÓN, CARPINTERO
Nacido en Tokio en 1957, y con vocación de carpintero, Shigeru Ban pronto dirigió sus pasos hacia la arquitectura. Tras completar su formación en Estados Unidos fue uno de los pioneros en los años ochenta en aplicar una conciencia ecologista y sostenible a su labor, que siempre concibió más allá de los planos.
En 1995 fundó Voluntary Architect’s Network (VAN), una ONG para transformar el concepto de vivienda temporal para situaciones de emergencia.
En su búsqueda por dar respuestas rápidas y eficaces para estas situaciones de urgencia, Ban se lanzó a experimentar con materiales como el papel, el plástico o la tela, pero especialmente el cartón, con el que elabora los cilindros que sirven de estructura a sus refugios.
"La intimidad es un derecho humano fundamental", estimó recientemente.
Este galardón se suma a los múltiples que ha recibido, entre los que destaca el Pritzker en 2014, la Medalla de Oro de la Academia de Arquitectura francesa en 2004 o y los premios de Arquitectura Arnold W. Brunner Memorial de la Academia Estadounidense de Artes y Letras (2005) y AIJ (2009), del Instituto de Arquitectura Japonés.
El de Concordia ha sido el último de los ocho galardones de esta edición de los premios, considerados de los más prestigiosos del mundo iberoamericano, que anualmente, y a ritmo de uno por semana, otorga la Fundación Princesa de Asturias.
Los galardones, dotados con 50.000 euros (unos 52.400 dólares), deben su nombre a la heredera del trono de España, la princesa Leonor, y son entregados por ella y los reyes Felipe VI y Letizia en octubre en una ceremonia solemne en Oviedo, capital de la región de Asturias.