El cineasta español Robert Dávila ha llegado a El Salvador con una misión clara: fundar la primera escuela de artes escénicas cinematográficas del país. Con una vida marcada por la aventura, el alpinismo, la exploración y la guerra, Dávila ha decidido volcar su pasión por el cine en un proyecto ambicioso que busca formar a las futuras generaciones de actores y cineastas salvadoreños.
Un hombre multifacético

Robert Dávila, cuyo nombre completo es Roberto Carlos Arribas y Rubio Dávila, proviene de una familia tradicional castellana y ha adoptado su identidad artística desde que finalizó sus estudios en artes escénicas. Se describe a sí mismo como un hombre "polifacético, caballeresco y quijotesco", con una vida llena de experiencias que lo han llevado desde el alpinismo hasta las artes cinematográficas.
Lee también: Verónica Safie, de vender naranjas a empresaria de éxito
Desde temprana edad, su espíritu aventurero lo llevó a explorar montañas, convirtiéndose en un experto en alpinismo bajo la tutela del reconocido himalayista Miguel Ángel Vidal. También incursionó en el toreo por tradición familiar y, más tarde, decidió enlistarse en la Brigada de Alta Montaña del Ejército español. Sin embargo, de forma simultánea, realizaba expediciones por diversas cadenas montañosas del mundo, desde los Pirineos hasta el Himalaya. Estas experiencias marcaron profundamente su visión del mundo y forjaron su carácter resiliente.
De la guerra al cine

Su paso por el Ejército lo llevó a vivir experiencias extremas, participando en misiones en Kosovo, Afganistán, Irak y Líbano. Durante su estancia en este último país, sufrió un atentado en el que perdió a varios compañeros, un evento que lo marcó profundamente.
Sin embargo, Dávila sostiene que no solo las tragedias marcan la vida, sino también las experiencias positivas. "Me han impactado situaciones de guerra, pero también la primera vez que coroné una montaña de 5,000 metros o la primera vez que recibí el abrazo de un indígena de la Amazonía", relató el español.
El cine llegó a su vida casi por casualidad. Según comentó, ya había colaborado en series de televisión y documentales debido a su experiencia montando a caballo y practicando esgrima medieval. Sin embargo, fue un amigo actor de teatro quien lo animó a incursionar en la actuación: “Tienes que hacer teatro, te va a gustar y se te va a dar bien”, le decía.
Cuando Dávila vivía en Madrid, tenía todas las tardes libres y no sabía qué hacer, así que siguió el consejo de su amigo, se inscribió en un taller de teatro y luego en varias escuelas de cine. A raíz de esto, estudió cine de manera profesional durante tres años mientras aún servía en el Ejército. "En 2022 terminé la carrera a nivel profesional y empecé a hacer cortometrajes y mediometrajes", reveló.
Un nuevo camino en El Salvador

En 2024, tras colaborar como rescatista en la tragedia de Valencia, Dávila tomó la decisión de trasladarse a El Salvador. "Durante aquel rescate supe que Nayib Bukele ofrecía 300 voluntarios a España para ayudar, pero mi presidente lo rechazó. Fue entonces cuando dije: 'En España no quieren contar con vosotros, pero vosotros sí podéis contar conmigo', y me vine a El Salvador", confesó.
Dávila tenía la idea de que en el país se estaba impulsando la industria del cine, pero al llegar se encontró con una realidad distinta. "Llegué aquí y no he encontrado productoras, ni directores, ni managers ni representantes", declaró.
Ante este panorama, decidió emprender la creación de la primera escuela de artes escénicas cinematográficas en el país. Su objetivo es brindar formación específica para actores de cine y televisión, con un programa académico estructurado que permita a los estudiantes desarrollarse profesionalmente en la industria cinematográfica.
La primera escuela de cine en El Salvador

Dávila busca establecer un espacio adecuado para la enseñanza del cine, con instalaciones que incluyan vestuarios, espejos y equipo de cámaras para la producción de cortometrajes de calidad.
Su plan de estudios contempla tres años de formación, con un enfoque inicial en artes escénicas generales y una especialización en cine en los años posteriores. Además, su visión incluye la participación de los alumnos en festivales internacionales para exponer su talento y abrirles puertas en el ámbito profesional.
Te puede interesar: El ícono de la salsa internacional con un amor especial por El Salvador
Sin embargo, reconoce que uno de los mayores desafíos es la financiación, pues desea que la escuela sea accesible y no un privilegio exclusivo de quienes puedan costear una educación costosa. Su objetivo es lograr apoyo de instituciones gubernamentales, patrocinadores o el sector privado para garantizar la sostenibilidad del proyecto.
Otra de sus iniciativas es la creación de un festival de cine centroamericano, que permita a cineastas de la región presentar sus proyectos en El Salvador y fomentar el intercambio cultural y artístico.
Los desafíos del cine salvadoreño

El Salvador, a pesar de contar con talento artístico y un gran potencial, enfrenta diversas dificultades en el desarrollo del cine como industria. La falta de incentivos gubernamentales, la carencia de infraestructura y la ausencia de una educación formal en actuación para cine han sido barreras históricas que han frenado el crecimiento del sector.
A pesar de ello, la llegada de profesionales como Dávila representa una oportunidad única para sentar las bases de una nueva era en la cinematografía salvadoreña. Él enfatiza que el cine es una oportunidad para el crecimiento del país. “Me gustaría reunirme con las autoridades para que me escuchen y me den la oportunidad de montar una escuela cinematográfica, porque el país lo necesita. Ya es hora de que este país genere talento para el exterior”, comentó.
Inspirando una generación de cineastas

El cineasta español también ha manifestado su intención de trabajar con jóvenes talentos de escasos recursos y ofrecerles oportunidades para desarrollar sus habilidades actorales. “Les ofrezco a todos la oportunidad de presentarse, de postularse, de hacer el casting de ingreso. No tienen que preocuparse por el dinero, yo seleccionaré a algunas personas por su talento”, declaró.
Su idea es que la escuela no solo sea un espacio de formación cinematográfica, sino también un semillero de estrellas que puedan representar a El Salvador. “Quiero invitarlos a que conozcan mi proyecto, para que puedan formarse en él y llegar lejos con sus sueños y talento. Siempre miramos la industria del cine desde abajo, pero aunque parezca inalcanzable, es posible llegar”, sostiene.
Un futuro en la gran pantalla

El sueño de Robert Dávila es convertir a El Salvador en un referente del cine en Centroamérica y el mundo. Su experiencia y dedicación le han permitido visualizar un panorama en el que los actores salvadoreños puedan recibir una formación de calidad y competir en el ámbito internacional.
A pesar de los obstáculos, su determinación es firme: para octubre de este año espera haber establecido la primera escuela de artes escénicas cinematográficas en el país. Con su trayectoria, convicción y pasión por el séptimo arte, Dávila hace un llamado al presidente y al Ministerio de Cultura para que le permitan presentar su proyecto y le brinden apoyo con algún local, pues considera que su iniciativa sería un beneficio mutuo.
MÁS SOBRE ESTE TEMA
KEYWORDS
Artes Escénicas Cine Salvadoreño Cinematografía Industria Cinematográfica Trends Ver Comentarios