Un día le dije bromeando a Paolo: A vos habrá que perdonarte ser blanco, hombre, europeo y heterosexual; perdonárselo y leer su crónica/memorias de metiche en una guerra que no era suya. De esto hace meses. Su libro estaba en el horno. La broma ha ido dejando de serlo para insinuarse como una verdad de esas que, dicen, se asoma entre broma y broma.
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La guerra de El Salvador ¿no era suya? Claro que lo era, pues todas las guerras son de todos; pero, como si fuera poco, Lüers renunció a su nacionalidad alemana para tomar la salvadoreña. De forma las más de las veces milagrosa, salió con vida tras años metido en el tuétano de la guerra y gracias a eso hoy podemos disfrutar de un libro muy particular, espécimen entre las memorias, la crónica, el periodismo y las confesiones, escrito con la pluma tajante del periodista curtido, sin florituras ni babas, y con la honestidad y la decencia como un hecho consumado, esto último es lo más encomiable. “Lo que se muestra no se demuestra”, dice un viejo lema cada vez más perdido de vista, y la integridad humana de quien escribe no se demuestra, sino que salta a la vista, en sus acciones, en lo que narra, en su punto de vista y en que no da explicaciones no pedidas, esas que tanto dan quienes se sienten culpables.
Este libro no es perfecto y su imperfección le añade encanto: es una autopublicación, aún nadie ha tomado el texto para editarlo y convertirlo en un producto, como se suele decir, para comercializarlo. Entonces, como resultado de eso, tiene el libro un cierto carácter de memorias escritas antes de que sea demasiado tarde, escritas antes de que la historia borre lo que no debe borrarse; escritas con la perentoriedad de quien manda un mensaje en una botella o una carta a un futuro que ya no verá.
Lo alemán no se lo quita nadie, siento yo, y entonces el testimonio tiene una gracia imposible de replicar: la mirada del extraño, del alien, ni tanto como para no entender, ni tan poco para creer entenderlo todo. Al final, se da una cuenta de que está leyendo una gran metáfora de la vida: Vine, vi, no vencí, a veces con costos entendí qué estaba pasando y una sola cosa sé: si tuviera que volver a hacerlo, lo volvería a hacer. Paolo dixit.
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No puedo evitar un pequeño gran spoiler: Lüers, como un periodista centroamericano más, tuvo que salir de El Salvador por medio de un “Coyote”, a través de la jungla, para salvar su vida. Me entenderán ahora si digo que este extranjero no se quedó viendo las balas desde afuera. Déjense llevar por las sabrosas páginas de este libro que no viene a probar nada. Solo llega a ustedes para decirles: vean, vean. Cuando ya su autor no tiene nada que perder.
- Catalina Murillo Valverde es una escritora y guionista de cine y televisión costarricense, ganadora del Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en el año 2018, por su novela “Maybe Managua”.
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